El refugio Pradera Bea Heyder recibe amenazas para que abandone A Medoña

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso MEIS / LA VOZ

MEIS

MARTINA MISER

«Me han llegado a escupir», explica la propietaria de un recinto que acoge a 27 perros, 4 caballos, una cabra y dos gatos

25 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Bea Heyder lleva casi tres años cuidando de los animales que nadie quiere en su casa de A Medoña, en Meis. Pero su labor, y sobre todo sus denuncias y críticas contra la gestión que hacen las comunidades de los montes, parece que han comenzado a molestar a sus vecinos. En los últimos días, a la pradera, que así ha bautizado este espacio, han llegado amenazas, tanto por escrito como verbales. La afectada ha pedido la mediación del alcalde, que ya se ha ofrecido a reunirse con los vecinos para escuchar sus demandas, y ha puesto en marcha una campaña a través de las redes sociales que ha movilizado a gente de toda España.

«Llamo de Tarragona para apoyar la labor que Bea está haciendo por los animales. Gente de toda España está remitiendo cartas al Concello de Meis para pedirle que respalde su trabajo», explicaba ayer una catalana que se puso en contacto con este diario. Las redes sociales han permitido a este pequeño refugio dar a conocer la labor que realiza. Y le están sirviendo también para recoger apoyos frente a la campaña de amenazas que está sufriendo.

Explica la propia Bea que hace tiempo que viene sufriendo amenazas, pero que estas se han intensificado durante los últimos días, «en cuanto me metí con el problema de los caballos y de la gestión de los montes y en cuanto empiezo a denunciar la caza del zorro», relata. El problema es con sus propios vecinos, los de la zona de A Medoña. «Hace ya tiempo tuve que denunciar a un vecino por amenazas y gané», relata. Ahora, estas han vuelto. «Me amenazan cuando cruzo la calle o me gritan», asegura. También han dejado en su puerta carteles en los que le piden que cese su actividad, que se vaya con sus animales.

Heyder se desplazó ayer al Concello para hablar con el alcalde, que tenía previsto reunirse con los vecinos que piden el cierre de la Pradera. «Quería hablar con ellos pero al saber que yo iban no se presentaron», relata. Así que habló con el regidor, José Luis Pérez Estévez, donde encontró muy buena disposición. «Unos tenemos unas convicciones y otros pueden tener otras, pero creo que hay que respetarnos», afirma. Por eso confía en que el regidor consiga una solución pacífica al problema. Esta podría pasar por encontrar un espacio al que Bea pudiera trasladar su Pradera y crear una protectora de animales en la que cuidar de sus perros y caballos.