Operativo vecinal para rescatar con éxito a una cría de «moucho»

Rosa Estévez
rosa estévez CATOIRA / LA VOZ

CATOIRA

CEDIDA

El martes, en el cementerio de Oeste apareció un cárabo; no es el primero hallado en la zona

26 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El martes, por la tarde, en el cementerio de Oeste (Catoira) se montó un buen revuelo. Una vecina acababa de avisar de que en el camposanto, encogido por el miedo, había un polluelo de cárabo. Un moucho pequeño y tembloroso que nadie sabía de dónde había salido. A fin de cuentas, eso era lo de menos. El pequeño animal necesitaba ayuda y los vecinos que por allí se encontraban decidieron dársela. «Como non sabiamos onde chamar, marcamos o 112 e de aí deriváronnos a outro servizo», explicaba ayer uno de ellos. Esa segunda comunicación telefónica les prometió una solución a su problema: en breve recibirían una llamada de Cotorredondo, pues serían los trabajadores del centro de recuperación de aves los que pasasen a recoger al animal. Así que uno de los vecinos asumió la responsabilidad de llevarse el cárabo a casa. Iba a ser solo por unas horas, pero el tiempo comenzó a correr sin que ningún organismo oficial diese señales de vida. «O malo era que non sabía que facer con el, se tiña que darlle auga ou comida», explicaba ayer.

Reencuentro

El teléfono, aseguraba, seguía sin sonar. Así que, ayer por la mañana, el tutor del cárabo decidió llevárselo al trabajo «por se me chamaban». Pero tampoco. Ignoraba este buen samaritano que había habido un malentendido con su número que, por un golpe de suerte se resolvió a tiempo. Ayer, a las tres y media de la tarde, el polluelo fue trasladado por fin a Cotorredondo. Allí, el animal no se iba a sentir solo: al recinto había arribado, tan solo un par de días antes, otro polluelo de cárabo. También había sido hallado en Catoira, así que los trabajadores del centro no descartan que sean dos hermanos caídos del mismo nido.

Según explican en el centro de recuperación, estos dos animales pasarán en las instalaciones un tiempo y luego serán devueltos a la naturaleza. «No tienen ningún problema, no es que estén enfermos. Simplemente, son muy pequeños y necesitan cuidados hasta que puedan valerse por si solos». Gracias a los vecinos de Catoira, los han tenido.