«Para ir traballar compensa, pero para viaxes longos non o recomendo»

b. c. VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

Óscar García compró el coche eléctrico hace siete meses e instaló un punto de recarga en su casa

05 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El coche eléctrico sí para realizar trayectos cortos y regulares, no a la hora de hacer itinerarios más largos y sujetos a imprevistos. Este es el consejo que da Óscar García tras una experiencia de siete meses como propietario de un C4 eléctrico. Él nunca se quedó colgado en la carretera, pero más de una vez pasó por la angustia de no saber si iba a llegar a su destino. Así que, cuando tiene que hacer un viaje largo, prefiere no arriesgarse: «Cando fun a Oporto fun nun coche de gasoil», comenta. Hay pocos puntos de recarga, y los que están operativos o son lentos o resultan caros, argumenta.

Óscar tiene el problema resuelto porque instaló su propio punto de recarga en una casa que tiene en Catoira, adonde va con frecuencia para cargar la batería. Es la opción más cómoda y barata porque el precio del kilovatio le cuesta 0,05 euros en horario nocturno frente a los 0,39 que tiene que pagar en la estación de servicio más próxima. Claro que tardará en amortizar la inversión, porque tuvo que gastar cerca de dos mil euros en una instalación particular, explica. Hay ayudas para esto y para la compra de los coches eléctricos, pero todavía deberá esperar unos meses para cobrarlas. La falta de autonomía es para él el principal lastre en este tipo de vehículos —el suyo tiene 354 kilómetros—, pero, por lo demás, Óscar está encantando con la compra hecha en Dalonga. «Estou contento. Para viaxes longos non, pero par ir traballar compensa».

De parecida opinión es Rafael, un vilanovés que compró también un coche eléctrico, aunque en su caso iba con la lección aprendida. La empresa de seguridad en la que trabaja, SPR Vilanova, lleva años utilizándolos para realizar las rondas de vigilancia, y están muy satisfechos con el resultado, hasta el punto de que actualmente disponen de cinco vehículos de este tipo en su parque móvil y esperan ampliar el número. Aunque resultan más caros, el sobrecoste acaba compensándose con el ahorro en combustible y mantenimiento, porque los eléctricos no necesitan cambiar aceite ni filtros. Y si el precio de la electricidad ha subido, más lo ha hecho la gasolina y el gasoil, argumentan los usuarios.

Aunque esta solución no es válida en todos para todos los oficios, caso de los taxistas. Ponen el motor en marcha cada día sin saber cuántos kilómetros tienen por delante y no se pueden arriesgar a depender de una batería que no saben si van a poder cargar. De modo que a la hora de cambiar de coche, Francisco se decantó por un híbrido, que consume menos y es más silencioso y cómodo de conducir, dice.