Más allá del río de O Con

José Ramón Alonso de la Torre
J.R. Alonso de la torre REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

En los institutos de Fontecarmoa y Sobradelo están acostumbrados a los líos en el transporte

11 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El IES Fermín Bouza Brey es el instituto comodín de Vilagarcía. Primero fue Instituto de FP de Fontecarmoa. Solo de FP en aquellos tiempos en que la Formación Profesional era una formación integral: los alumnos aprendían lengua, literatura, inglés, francés, biología, historia, matemáticas, física, química, geografía y las materias necesarias para tener una cultura general, que complementaba la formación en práctica y tecnología del metal, la electricidad, la automoción, la electrónica, la administración y el secretariado.

Es más, en aquel instituto de formación integral, funcionaban grupos de teatro y revistas escolares, había ciclos de cine y de conferencias, mesas redondas, campañas de educación sexual y de concienciación ecológica y un club de ajedrez que, al igual que la revista, aún perdura. En suma, los jóvenes se matriculaban para aprender un oficio y acababan sus estudios sabiendo un poco de todo, además de especializarse en una disciplina técnica.

En aquellos años, primeros 80, la sociedad despreciaba la FP y entendía que eran unos estudios de segundo orden. Y claro, todos los padres querían que sus hijos estudiaran Bachillerato y una carrera universitaria, hasta que se percataron de que una licenciatura no aseguraba un empleo e, incluso, ni tan siquiera aseguraba una formación en los diferentes ámbitos del aprendizaje y la sabiduría.

Aquel centro de FP fue llamado popular y despreciativamente Liang Shan Po (el lugar de la frontera azul donde se refugiaban los guerreros chinos proscritos). Con ese nombre se bautizaba en España a barrios marginales de Adra (Almería) y Algeciras y era empleado en Cádiz y en otras ciudades españolas para referirse a lo que quedaba al otro lado de la vía del tren, al otro lado del río, más allá de la carretera o del polígono industrial. Incluso el escritor Javier Cercas escribió en su libro Las leyes de la frontera sobre el uso del nombre de Liang Shan Po para referirse a los barrios y lugares marginales. Y en Vilagarcía, el instituto que estaba más allá del río, en una parroquia rural y nada inglesa era el de Fontecarmoa.

La pasión por el Bachillerato y la generalización de una enseñanza obligatoria y gratuita provocó un cambio en el instituto comodín de Vilagarcía. A principios de los años 90, se implantó en Fontecarmoa el Bachillerato, que compartió espacio docente con la Formación Profesional. Para darle un poco más de prosapia e importancia, se bautizó al Instituto de FP de Fontecarmoa con un nombre de prestigio: Fermín Bouza Brey.

El nuevo instituto

Una parte de las enseñanzas de FP se llevó a un instituto nuevo, que se creó en Sobradelo-Vilaxoán y desde el primer momento se bautizó con un nombre decente: Armando Cotarelo Valledor. Así que de tener un instituto comodín al otro lado de O Con, pasamos a tener dos, popularmente el Bouza y el Cotarelo. Al tiempo, la Formación Profesional veía acrecentarse su prestigio. Los padres descubrían que la especialización técnica facilitaba el empleo con más eficacia que la meramente universitaria y las disciplinas profesionales llegaron a todos los institutos de Vilagarcía.

Y pasamos de un extremo al otro: del desprecio de los tecnológico y administrativo a su entronización. Se introdujo la tecnología y la formación empresarial en el Bachillerato, apartando la especulación filosófica y la cultura clásica, y se eliminó cualquier disciplina humanista en la FP. Nos volvimos todos papanatas de las nuevas tecnologías y despreciamos el pensamiento y la cultura porque no servían para ganar dinero y, además, te enseñaban a pensar y a plantearte la vida de manera crítica, algo que conduce inevitablemente a la melancolía.

En esa evolución, llegamos al año 2022, cuando la FP ha llegado a tal nivel de prestigio que el instituto comodín de Vilagarcía vuelve al principio de los tiempos: estará centrado en la Formación Profesional, mientras que los alumnos de la ESO y el Bachillerato deberán trasladarse al Cotarelo. Y ahí surge un problema de traslados, transporte escolar y otras incomodidades para las familias. Son trastornos a los que ya están acostumbrados al otro lado del río del Con, es decir, más allá de la frontera azul. ¿Por qué más acá de O Con, no hay traslados ni trastornos familiares y más allá del río, sí? Liang Shan Po, ya saben.

Ya acostumbrados

Al sur del río están acostumbrados a estas movidas. Hace 40 años, el exterior del Instituto de FP de Fontecarmoa parecía una estación de autobuses donde llegaban por la mañana y partían al atardecer autocares con estudiantes que iban y venían de O Grove y de los pueblos del interior de O Salnés. Había también expediciones con origen y destino en Pontecesures y en el puerto de Vilanova, donde los alumnos cogían la motora de A Illa (los días de temporal, no venían a clase y se consideraban ausencias justificas). Había incluso alumnas que navegaban a diario en un bonito barco de color verde que hacía la travesía de Rianxo a Vilagarcía, un barco muy enxebre en cuya cubierta se veían grandes cestas con verduras.

Más allá del Con, el transporte escolar ha marcado la educación. No es raro, por tanto, que el curso que acaba de empezar llegue con polémica de autobuses en torno a los dos institutos comodín de Vilagarcía. Más allá de la frontera azul, la vida es complicada desde la adolescencia.