Serxio González
A las siete y media de esta tarde se cumplirán 24 horas desde el inicio del fuego que ha arrasado 450 hectáreas de monte y arrinconado a decenas de viviendas entre Vilagarcía de Arousa y Caldas de Reis. De momento, la Consellería de Medio Rural mantiene el nivel 2 de alarma que se decretó anoche. Aunque su intensidad ha disminuido, las llamas amenazan todavía núcleos habitados en Cea, Castroagudín y, sobre todo, Aldea de Arriba, donde los rescoldos invadían a mediodía una huerta, disparando la ansiedad entre sus vecinos. «Es una angustia insoportable, toda la noche sin dormir y esto todavía no acaba», confiesa una mujer, a un paso del llanto. Su madre, de avanzada edad, permanece en su casa. «Está muy nerviosa y ya no sabemos qué hacer». Fue en este lugar donde la policía forzó el desalojo de madrugada de 25 viviendas. Otras cinco en O Vento, y alguna más en Cea. Sus habitantes pudieron regresar por la mañana. Pero las heridas siguen abiertas, y aquí se pelea todavía foco a foco, a un paso de las casas, para evitar que el siniestro cobre nueva vida.