Cómo ser discípulo de Antonio López

leticia castro O GROVE / LA VOZ

AROUSA

El pintor gallego Carlos Besada participa un año más en la cátedra del maestro

18 jul 2022 . Actualizado a las 21:55 h.

Los artistas no dejan jamás de aprender, de empaparse de todo tipo de técnicas, de captar nuevos trucos con los que enriquecer su talento. Será por eso que el pintor grovense Carlos Besada aprovecha cada ocasión que se le presenta para seguir avanzando en su trayectoria. Y no se rodea de cualquiera. De hecho, ha pasado el fin de semana mano a mano con Antonio López, uno de los máximos exponentes del hiperrealismo en el territorio nacional. La experiencia no es nueva, ya que es la séptima ocasión en la que Besada es seleccionado para las cátedras del reconocido pintor madrileño; unos talleres que comenzaron en Ávila, pero esta vez se han realizado en Fabero, en la provincia de León.

«A primeira vez foi unha cátedra de Goya, no ano 2012», comenta Carlos, y desde entonces no ha dejado de acudir a la cita. Se siente, en realidad, un privilegiado por poder aprender de maestros como López, quien posee el Premio Príncipe de Asturias de las Artes por su trayectoria. Un reconocimiento que fue otorgado en 1985. Los de López son talleres muy demandados «e moi importantes», dice el artista grovense, «porque date conta de que estamos falando de alguén que se pode poñer perfectamente á altura de figuras como Velázquez, por exemplo». De López, añade, hay que seguir aprendiendo mientras se pueda, porque el pintor y escultor tiene ya 86 años, así que cada taller que imparte constituye una oportunidad única.

Este año, en Fabero, la cátedra estuvo dirigida por Tomás Buñuelos, compañero de Antonio López en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, pero nuevamente fue López quien supervisó los avances de los alumnos. Sin él no sería lo mismo.

La marca del autodidacta

El arte de Carlos Besada es innato, de hecho no posee formación en Bellas Artes. Todo lo que ha hecho lo ha llevado a cabo de manera autodidacta. «Aos únicos talleres que vou —reconoce— son aos de Antonio». Dice Besada que lo que enseña López equivale prácticamente a meterse en la obra: «E o que verdadeiramente consigue é que entres na alma do cadro». Para él, eso tiene un valor incalculable. «A min ninguén me fixo sentir así cunha pintura, por iso considero que é especial». Quizás por ello, en los retratos que trabaja hay siempre algo más que la simple imagen del protagonista. Existe algo que no se puede percibir a simple vista, y eso es, con toda seguridad, influencia del maestro madrileño. Es un factor muy complicado dentro de la pintura, algo que se adquiere con experiencias como las que el artista meco experimenta en estos talleres.

Antonio López, reconoce, le rompió los esquemas desde el principio, esa es la razón por la que repite. Así que a cada nuevo lienzo que crea con mimo en la Galería Besada, le incorpora año a año nuevas técnicas, se piensa cada vez más qué nueva pincelada debe dar a su obra y trabaja de manera distinta, más pausada, el color. La evolución se aprecia en su trayectoria, a poco que uno vaya comparando trabajos, dentro de un estilo marcado. Feliz por el regreso y por lo aprendido, Besada continúa ampliando colección en su galería, que en este 2022 cumple ya diez años.

Lo intangible en cada obra. El artista grovense acude un año más a Fabero, y ya van siete, para seguir empapándose del talento del maestro Antonio López, escultor, pintor y dibujante de relevancia internacional. De él, Carlos Besada confiesa haber aprendido lo intangible de las obras. López continúa supervisando el trabajo de cada uno de sus alumnos, que él mismo selecciona. En la imagen, López supervisa una de las obras de Besada.