—Yo no me puedo quejar, pero el 90% de las deportistas se deben quejar. Yo tengo bastante visibilidad, no solo por la piscina, sino por las demás cosas que he hecho fuera del agua, pero sí que es verdad que lo ideal es que un futuro no tuviéramos que estar hablando de esto y que estuviera normalizado, regularizado, y que las deportistas no tuvieran miedo a ser madres y tener que renunciar a su vida profesional. Es mi objetivo, mi reto, y por eso he hecho este documental.
—De hecho, tardó en ser madre. ¿Quizás por ese miedo del que habla?
—Con 29, casi 30. Sí que he dicho muchas veces que lo habría sido antes si no hubiese tenido ese miedo a tener que renunciar a eso. Por eso hablo de ese necesidad de visibilizar. De hecho, cuando puse lactancia y deporte de élite en el buscador de internet no había resultados. No puede ser que hayamos evolucionado tanto en muchas cosas y tan poco en esto. Tengo muchas compañeras que quieren ser madres, pero hay deportes que se rigen por ránking y si tienen que parar nueve meses se van al puesto 150 y pierden becas, patrocinadores... todavía existen muchas cosas que hay que cambiar. Hay muchas deportistas que quieren, pero no encuentran el momento ni tienen la información necesaria para poder compatibilizarlo.
—Y esa llamada de atención que hace, ¿nota que tiene repercusión entre los que mandan?
—Sí, creo que ha tenido muchísima repercusión. De hecho, cuando colgué el vídeo de que no podía ir con mi hijo a los Juegos Olímpicos salió en medios de todo el mundo y el documental está en 60 países y esto es positivo porque notas que todo el mundo quiere que las cosas cambien. Estamos en el camino, pero siempre quieres más y más rápido. Mi intención es seguir ayudando y facilitando las cosas a quienes vengan detrás.
—¿Y el paso siguiente lo tiene pensado? Me refiero a más allá de esos juegos del 2024.
—(Risas) No, todavía no lo sé. Tampoco sé si estaré en el 2024. Sé que ahora estoy manteniéndome un poco en forma, pero habrá que ir viendo como lo llevo con mi familia, que eso es lo prioritario y luego, pues no lo sé. Tango tantas cosas que me gustan. La carrera de diseño, la cocina, la comunicación, la televisión... no sé, ya iré viendo.
—¿Hay relevo?
—Sí, sí que hay. Ahora mismo hay un equipo muy bonito, joven, pero cada vez con más experiencia. Son unas cracs tanto a nivel mental como en el apartad físico. Les tenemos que dar todos mucha confianza para que vayan creciendo.
—Galicia es una tierra de agua, pero no parece que hay muchos referentes en natación sincronizada. ¿O sí?
—Cada vez más. Hay un problema muy grande: hay muchas licencias, pero muy pocas entrenadoras y muy pocos árbitros y jueces. Niñas hay, cada vez más, y empieza a ser un deporte muy mediático. Es un deporte maravilloso y los las animo a todos a que lo hagan.
—¿Su hijo se mete ya en la piscina?
—Mi hijo se mete sobre todo en el mar. Con la pandemia fue más difícil lo de la piscina. En Menorca se pasa todo el día en el mar, pero bueno, que haga lo que quiera. Sí que es verdad que conociendo los valores del deporte, me gustaría que hiciera alguno porque creo que en cuanto a adquirir valores ayuda, pero que haga lo que quiera. Todavía le queda mucho camino por recorrer.