Saborear el mundo desde una terraza

eva fuentes s. g. / CAMBADOS / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Luis Paadín condujo las Enoviaxes de Códax dedicadas a los espumosos

26 jul 2021 . Actualizado a las 19:53 h.

Si algo ha puesto sobre la mesa el 2020 es la necesidad del ser humano de socializar y de vivir nuevas experiencias que nos hagan traspasar las fronteras, y eso es lo grande del vino, explicaba el jueves Juan Vázquez, el director general de las bodegas Martín Códax en la presentación de Burbullas do Mundo, la tercera cita enoturística de As Enoviaxes de Códax. La bodega cambadesa, convertida en el referente estival de las experiencias enoturísticas en las Rías Baixas y en el conjunto de Galicia, ha puesto en marcha su maquinaria sociocultural con actividades conocidas como As tardes so Atlántico, un ciclo a desplegar todos los miércoles de julio y agosto, mientras que los jueves se reservan para As Enoviaxes, una nueva propuesta que nació este año a raíz de la pandemia.

Lo cierto es que el escenario actual, derivado de la irrupción de la pandemia, ha provocado una gran limitación en lo que concierne a nuevas experiencias. La bodega también ha tenido que replantear sus actuaciones y adaptarse a la situación epidemiológica, ofreciendo actividades que cumplen con garantías la seguridad entre los asistentes. «Tuvimos que dar un pequeño giro, evidentemente un evento con 400 personas en una terraza con los Xoves de Códax no puede ser, tuvimos que reducir este tipo de actuaciones», explica el director de la cooperativa vitivinícola. De este modo, la bodega quiso dar un paso hacia delante y ofrecer a sus asistentes un viaje a través de los diferentes mundos del vino con As Enoviaxes de Códax, que «suponen una apertura de mente, ir más allá de lo nuestro y disfrutar de los buenos vinos que hay por el mundo», añade.

El pasado jueves, la bodega de Cambados abrió sus puertas a veinte clientes que se embarcaron en una travesía por el mundo a través de los espumosos desde la terraza del establecimiento, una atalaya desde la que se dominan las tierras de O Salnés y el mar de Arousa. A medida que el sol se ponía, las nubes imposibilitaban ver un cielo teñido de tonos rojizos, a la vez que una brisa atlántica nos recordaba que el verano en Galicia es caprichoso y el calor propio del mes de julio aquí se resiente. Así pues, a las ocho de la tarde comenzamos el viaje de la mano de Juan Vázquez, quien explicó al grupo de amantes del vino allí reunidos, como inició su aventura en el mundo de la viticultura y su proceso de aprendizaje y crecimiento en la materia. «Cuando llegué a Martín Códax hace 27 años, sabía que no iba a inventar la rueda», confesó Juan Vázquez, mostrándonos el itinerario que realizó por los diferentes países del mundo para formarse. «En definitiva, mucho de lo que soy a día de hoy lo aprendí viajando, pero también es cierto que aprender de las experiencias de otras personas que lo hayan hecho también nos vienen muy bien», comentaba para dar paso a Luís Paadín, el encargado de conducir la cata.

Además de ser miembro de diversas asociaciones -destaca por haber sido socio fundador y presidente durante cuatro años de Gallaecia, la asociación de sumilleres de Galicia-, es escritor y colaborador en tres revistas especializadas en vino y enoturismo, siendo el primer embajador de Champagne en España, entre otros reconocimientos. También ha viajado por más de treinta países productores de vino, obteniendo el conocimiento suficiente como para saber valorar y poner en su lugar a todos los vinos espumosos del mundo.

Tras hacer un repaso por la historia de esta variedad, alegando que «no son una moda» y que ya en la época de los romanos se hacía un esfuerzo por conservar el carbónico dentro de las botellas, durante la hora y media que duró la masterclass también profundizó en las técnicas y aromas que arropan a los cinco vinos que tuvimos la oportunidad de degustar. «Voy a hacerlo al revés de como se haría en una cata profesional, empezaremos por un rosado», explicó mientras descorchaba un sekt alemán para luego continuar por un prosseco italiano y llegar al espumoso de Martín Códax, elaborado con uva albariña. A continuación se sirvió un champagne de los bodegueros Remi y Odile Henry y la cata finalizó con un cava gran reserva del 2013. «Cada uno de estos cinco vinos viene de un lugar distinto, por lo que cada uno de ellos es un paisaje dentro de una botella», explicaba Paadín.

«La mejor muestra de que nuestra oferta funciona es que las entradas se agotaron en cuestión de horas», explicó el director general de la boga, desde la cual se están planteando ampliar la agenda y ofrecer nuevas citas enoturísticas este mismo verano.