A Illa se echa al mar para buscar a Harri

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Buzos del municipio isleño participaron, sin descanso, en el operativo de rastreo en el entorno de Ons

13 feb 2020 . Actualizado a las 11:33 h.

Desde que el martes un golpe de mar apartó a Iván Otero, «Harri», de su hermano y de un compañero que viajaba con ellos a bordo de Rosa, A Illa es un pueblo sonámbulo, que sobrevive ansiando despertar de la pesadilla en la que se ha visto sumergido. Pero incluso en los malos sueños hay quien lucha. Y eso es lo que, desde el primer día, hicieron muchos vecinos de esta localidad, que se lanzaron al mar de Ons para colaborar en la búsqueda del joven que desapareció cuando revisaba las piedras de la isla para decidir en qué lugar deberían intentar recoger semilla de mejillón. Por la mañana, en cuanto rompió el día, los isleños volvían a estar listos para salir al mar. Varios barcos pusieron rumbo al lugar del naufragio, pero fueron menos de los que se habían prestado voluntarios. «Preguntamos a Salvamento Marítimo e dixéronnos que era mellor que non foran máis embarcacións, porque acabariamos entorpecéndonos os uns aos outros en lugar de axudar», explicaba con la voz apesadumbrada el patrón mayor de A Illa.

Los que sí salieron para Ons, sin admitir discusión ni pegas, fueron el padre y los hermanos del joven desaparecido. Uno de ellos, de hecho, formó parte del primer grupo de buceadores que consiguieron arrancar una autorización para sumergirse en la zona del naufragio «bajo su propia responsabilidad», según aclararon desde Salvamento Marítimo. El mar estaba más tranquilo que durante la jornada del martes, y aunque había quien no comulgaba con la operación, por lo arriesgado de la misma, un pequeño grupo de buzos voluntarios acabó saltando al agua incluso antes que los GEAS de la Guardia Civil.

Fueron los primeros en hacerlo, pero no los únicos: a lo largo de la jornada, otros buceadores de A Illa acudieron a Ons para participar en los trabajos de rastreo. El primer grupo se había sumergido en la zona donde Rosa fue volteada por el mar: allí fue donde hallaron un pantalón y el teléfono móvil del desaparecido. Las inmersiones que vinieron después se fueron coordinando para intentar revisar la mayor superficie posible antes de la caída de la noche.

El gesto de esos buzos no causó sorpresa alguna en A Illa, de donde salían los voluntarios hacia el puerto de Pedras Negras con una decisión férrea y parcos en palabras. Manuel Castro, el presidente de AMI, la asociación de bateeiros a la que pertenece la familia del desaparecido, explicaba ayer que «non fai falla ser amigo do rapaz para ir axudar. Na Illa coñecémonos todos, e nun trago coma este todo o mundo vai botar unha man no que poida». El patrón mayor, Juan Rial Millán, alababa ayer el coraje demostrado por los buzos isleños. «Traballaron como leóns. Son uns valentes que saíron a intentar atopar a un compañeiro», señaló a las siete de la tarde, cuando se acababa de levantar el operativo de búsqueda: el cielo ya estaba oscuro, la visibilidad era mínima. Y más a la profundidad, de más de 18 metros, a la que estuvieron trabajando los buzos. «As condicións non eran boas, non se vía apenas, e só podiamos estar unha hora abaixo», explicaba uno de ellos, ya de vuelta en tierra. La misión que se han autoencomendado es «como buscar unha agulla nun palleiro», pero aún así, los que ayer estuvieron en Ons hoy volverán. «Eu non quería ir. Non coñezo o sitio, hai moita corrente... Pero hai unha familia que ten por aí un rapaz e temos que atopalo», comentaba el mismo buceador tras una jornada agotadora. Así que el jueves, pese al cansancio acumulado, habrá de nuevo expedición de rescate a Ons.

Por tierra

Mientras tanto, en A Illa, igual que había ocurrido ya el martes, la espera de noticias hacía crecer la tensión y la inquietud, agotaba la paciencia y disparaba la crispación. A través de whatsapp, los vecinos se convocaban «para buscar a Harri» por la costa de O Grove y Sanxenxo. «Esta é unha desgraza moi grande», comentaba un marinero isleño, espantado ante la dimensión de la tragedia. El propio alcalde, Carlos Iglesias, mostraba su pesar ante la imposibilidad de hacer nada. «Esta situación é unha agonía».