El gallo que manda en el menú de Nochebuena

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

Se cría en libertad en grandes extensiones de terreno y come verduras, ¿no va a estar exquisito?

23 dic 2017 . Actualizado a las 16:22 h.

Hubo un tiempo en que los días 9 y 24 de cada mes, el campo de la feria de Mosteiro era lugar de paso obligado. Porque allí se celebraba uno de los mercados más importantes de la provincia. «Eu recordo, cando era nena, todo isto cheo de postos, había animais e de todo», recuerda Mercedes Prado. «Os vendedores de galos poñíanse entón nesta esquina de aquí», añade Lola Dios. Ambas están hoy en ese mismo recinto. Son algunas de las criadoras que han venido a vender los gallos que llevan nueve meses criando. Es cierto que su feria, la del galo de curral, no tiene la repercusión de las de antaño, pero también lo es que en estas seis ediciones han conseguido ya hacerse un nombre y que cada vez son más los que esperan a esta fecha para elegir el menú de Nochebuena. Sus productos, además de naturales, han sido criados con todo el cariño del mundo. «Os meus teñen máis de tres mil metros cadrados para recorrer», insiste Mercedes. Por eso no es de extrañar que cada vez sean más los fans de este producto.

La feria comenzó este año a las ocho y media de la mañana. «Moita xente para antes de ir a traballar a compralos», explica Lola. Efectivamente, a las nueve menos veinte de la mañana ya se estaban vendiendo los primeros gallos. Así que no puede extrañar que dos horas después hubiera una vendedora «que xa case os vendeu todos». La previsión era que, alrededor de las dos de la tarde, no quedara ni rastro de los 160 gallos que habían preparado para la ocasión. Los compradores, un año más, llegaron de todos lados. «Ven moita xente de Vigo, de A Illa, de Pontevedra», relata Mari Carmen Reboredo, otra de las vendedoras. Y recuerdan a los interesados que el gallo se vende totalmente limpio, e incluso troceado para quien lo quiera. «Sempre o fixemos así, pero hai xente que non o sabe», añade Lola. Por eso insiste en que es un producto fácil de cocinar.

La feria que organiza Meis está consiguiendo que cada vez sean más las criadoras que se animan a vender sus productos. Como Mercedes. «Eu é o segundo ano que veño. Meteume nisto meu fillo e este ano xa trouxen vinte galos», añade. Las vendedoras encuentran en esta actividad unos ingresos extra. «Non te quita de nada, pero unha axuda é», añade Josefa Magariños, otra de las participantes. Cada una de ellas cría alrededor de una veintena de gallos para traer a este certamen. Y reconocen que eso da su trabajo. «Hai que ir abrirlle todas as mañás e despois á noite hai que ir a encerralos», añade Lola. Se crían en libertad, en grandes fincas al aire libre por donde campan a sus anchas durante todo el día. Eso, a mayores de la comida que se les prepara. Porque estos animales comen todo natural. «Comen verdura, herba e temos tamén que ter coidado de que non se escapen porque fan buratos e saen por todos os lados», explica. Estas cuatro mujeres han aumentando notablemente el número de animales que cuidan desde que comenzó la feria de Meis. Al certamen traen sobre una veintena cada una, pero a lo largo de todo el año pueden llegar a criar alrededor de un centenar. «Eu crío 120, pero é que teño un negocio», explica Mari Carmen Reboredo.

La preparación

¿Y cuál es la mejor forma de cocinar este producto?. «Eu fágoo de forma clásica. Primeiro na sartén e despois nunha tarteira», relata Lola. La experta en esta materia es María del Carmen Reboredo, que tiene un furancho, el Lagar do Raposo, en el que el plato estrella es el gallo de corral. «No día de antes hai que cortalo e poñelo en adobo con pirixel, allo e coñac», cuenta. Luego, lo cocina en un horno de leña, «para que se faga pouco a pouco e lle poño tamén unhas patacas asadas», sostiene. El resultado, sin duda, es delicioso. Y convence a quien lo prueba. «Eu este ano tamén o vou botar no forno de leña, coma as vieiras», añade Josefa.

«¿A como son os galos?», pregunta una señora. «A dez euros o quilo», le responden. «¿Non se venden por peza?», insisten. «Non», le contestan. Y se va a dar una vuelta. Sobre los mostradores todavía queda una buena representación de ejemplares a la venta. Pero se van yendo rápido. El que no se de prisa igual se queda sin la cena de Nochebuena.

Cada vez son más las criadoras que se animan a participar en la feria que organiza Meis

Cada una de estas mujeres vende alrededor de una veintena de gallos en el certamen