«O primeiro é limpar. E despois ver se a natureza nos axuda e medran piñeiros»

r. e. VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

29 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A Julián, ver el monte teñido de negro parece pesarle en el alma. Recuerda con impotencia el día del incendio. Aquel día en el que vio avanzar las llamas sin que nadie lo parase. A duras penas, se traga sus dudas sobre cómo se realizaron los trabajos de extinción del fuego. Él sostiene que algunas de las estrategias empleadas no funcionan bien. Pero esa es otra historia. Ahora, lo que importa son las 123 hectáreas de monte quemado. En ellas espera un trabajo ingente. «O primeiro que temos que facer é cortar a madeira», explica el veterano comunero. Están a la espera de que la Xunta dé luz verde a la tala de un monte que estaba certificado, pero que ni así se salvó de las llamas. En cuanto el plan especial de corte esté autorizado, las cuadrillas de Finsa empezarán a despejar el terreno, dejando espacio para una nueva generación de árboles. Luego toca compás de espera: aguardar para ver si en las zonas afectadas la naturaleza logra abrirse camino, y si de los piñones que puedan caer al suelo brotan nuevos árboles que devuelvan el verde al Xiabre. Paralelamente, están pendientes de la Xunta, de las ayudas para recomponer los caminos del monte y corregir las huellas que dejó la maquinaria pesada que se metió entre los árboles para intentar aplacar el fuego. ¿Y para evitar arrastres de tierra y ceniza? «Aquí non vai facer falla botar palla no monte por ese motivo. Aquí hai elementos bastantes para evitar que a auga marche toda», señalan los directivos de la comunidad.