La ausencia de inversiones en los últimos años que Augas de Galicia refleja en su Plan Hidrolóxico contrasta con las necesidades que la red de saneamiento y depuración de aguas exhiben desde hace tiempo. De hecho, la última intervención de calado realizada en la estación de Ferrazo se debe a la empresa concesionaria del servicio. Espina & Delfín empleó 307.000 euros en la instalación de un desarenador automático y de agitadores que impidiesen el depósito de sedimentos en los bombeos. También se colocaron mezcladoras, dosificadoras, impulsores de materia grasa y una nueva línea eléctrica de media tensión para el abastecimiento de las instalaciones. Cuesta pensar que aquello ocurría en el 2007. Desde entonces, solo un anuncio de ampliación. El del conselleiro socialista de Medio Ambiente, Pachi Vázquez, aquel mismo año, que no llegó a ejecutarse. Y las promesas sin especificar de su sucesor, el popular Agustín Hernández, en el 2013, que se quedaron en nada.
La depuradora de Ferrazo se construyó a finales de los años 80, cuando Javier Gago dirigía la delegación provincial de la Consellería de Política Territorial. Sus características respondían a las necesidades de una población de 30.000 habitantes. Dado que jamás se ha ampliado, pero el número de vecinos ha crecido, el hecho de que se encuentre saturada al cabo de casi treinta años no puede sorprender a nadie. Cuestión que, según las proyecciones demográficas, solo empeorará con el paso del tiempo. Las instalaciones pueden procesar un máximo de 20.000 metros cúbicos diarios, que se superan sobradamente cuando llueve.