Un flujo constante de camiones entorpece el tráfico en Vilagarcía

S. GONZÁLEZ / A. GARRIDO VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Las obras finales del tren y la limpieza de la escombrera de O Ramal inundan las calles del centro de vehículos pesados

22 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Los camiones son a las calles y avenidas lo que el colesterol a las arterias: motivo principal de obstrucción de cuanto circula por ellas. Si el tapón engorda hasta llegar a detener el flujo, se produce el colapso. Que Vilagarcía se encuentra, en materia de tráfico, en permanente riesgo de infarto es cuestión harto conocida. Lo peor del asunto es que, a falta de una reordenación en serio, siempre anunciada, nunca aplicada, esta semana un bucle constante de vehículos pesados está contribuyendo a agravar el estado del paciente a base de golpear en uno de sus puntos más delicados: la avenida Juan Carlos I, que recorren de la mañana a la noche los transportes de tierra generados por los últimos coletazos de las obras del nuevo trazado ferroviario y la limpieza de la escombrera que se levantaba en O Ramal.

Como era previsible, la retirada a toda máquina de los desechos amontonados durante dos largos años en el muelle norte tiene sus efectos sobre el tráfico en el centro de la ciudad. Al menos tres camiones se están encargando de realizar el trabajo, recorriendo de arriba a abajo la avenida de Juan Carlos I, desde O Ramal hasta la rotonda de Larsa, para enfilar la carretera de O Pousadoiro y vuelta a empezar.

Teniendo en cuenta la elevada intensidad de circulación que cada día soporta la N-640 a su paso por el casco urbano, este aporte sobrevenido podría pasar incluso desapercibido. Según los últimos datos que maneja el Ministerio de Fomento, titular de la vía, una media de 10.714 vehículos transitan a diario frente a la antigua fábrica de Megasa. Para hacerse una idea, son alrededor de setecientos más de los que recorren Rosalía de Castro y la avenida de Cambados, los otros dos principales accesos a la capital arousana. Lo malo es que la escombrera del muelle no es el único foco de actividad que está volcando camiones sobre Juan Carlos I. En el ascenso hacia A Torre, frente al pazo de A Golpilleira, se trabaja en los retoques finales de la alta velocidad ferroviaria, por lo que respecta al tramo de la estación de Vilagarcía. También en este caso el movimiento de tierras tiene en una finca de O Pousadoiro su destino. Y se trata de una flota de vehículos aun mayor, de unos siete transportes pesados que se turnan para cubrir sin desmayo una ruta de cinco kilómetros que atraviesa la avenida de cabo a rabo. El resultado, cruce continuo de volquetes, maltrato incesante del asfaltado y, sobre todo, tráfico lento, muy lento, en el centro de la ciudad.