Con lo que pagará en dos años al insaciable ente autonómico, la comarca sufragaría un centro propio para procesar su basura
09 mar 2014 . Actualizado a las 06:56 h.No es Gonzalo Durán un político que acostumbre a hablar a la ligera. Claro que probablemente esto es algo que desconocían los operarios de la empresa FCC que gestionan la planta de tratamiento de residuos de Servia, en Lousame, perteneciente a la Mancomunidade Serra do Barbanza. Quienes compartieron la visita que el alcalde popular de Vilanova y presidente de la Mancomunidade de O Salnés rindió a las instalaciones este miércoles aseguran que los técnicos asistieron boquiabiertos a la batería de minuciosas preguntas que Durán planteó a lo largo del recorrido. Lo que preveían un mero acto protocolario más se convirtió en una transferencia de datos en toda regla, que alcanzó su punto culminante cuando el regidor arousano se interesó por la distancia a la que se encuentra el municipio más lejano de cuantos emplean el complejo barbanzano. A la sazón, Carnota, unos 60 kilómetros. Echó sus cuentas el primer edil vilanovés para concluir que nada extraño sucedería si su propio concello, al que separan alrededor de 70 kilómetros de Servia, utilizase también sus servicios para deshacerse de su basura.
La cuestión se antoja complicada, pero la distancia no es el problema. En la actualidad, Brión, Ames, Pontecesures, Noia, Lousame, Porto do Son, Carnota y Muros confían sus bolsas a la planta barbanzana, en la que los residuos sólidos urbanos son convertidos en el abono orgánico conocido como compost. Pronto, en mayo, se sumará a ellos Rianxo, con lo que la capacidad de procesamiento del complejo se verá, prácticamente, colmatada, dando servicio a una población de 97.000 personas capaces de generar alrededor de 40.000 toneladas de basura cada año.
Los datos, no obstante, dan la razón a Durán Hermida cuando sostiene que su responsabilidad, como alcalde y primer espada de la mancomunidad, es buscar alternativas a la carísima escalada que Sogama acaba de imponer a sus clientes. Y que un ahorro de unos cuantos euros justificaría plenamente, por sí mismo, un cambio de sistema. Al margen de recurrir a la opaca relación que une a las compañías eléctricas con el precio de su energía, poco más ha explicado la sociedad autonómica -participada por la Xunta al 51 % y Gas Natural Fenosa al 49- a la hora de aplicar el tarifazo que, a partir de este mes, incrementa en un 34 % el recibo que los municipios gallegos deben pagar por el tratamiento de cada kilogramo de residuos sólidos urbanos que llega a la planta de Cerceda (A Coruña).
3,3 millones a partir del 2015
La cruda realidad es la siguiente: con su implacable tarifazo, Sogama drenará 690.000 euros más cada año a los concellos arousanos, que a partir del 2015 pagarán en su conjunto casi 3,3 millones de euros al ente autonómico. La mancomunidad barbanzana invirtió en la creación de la planta de Lousame 6 millones de euros. Ergo los dineros públicos que la comarca desembolsará en dos años a mayor gloria de Sogama bastarían para que O Salnés, que genera 43.000 toneladas anuales de desperdicios, construyese su propio complejo. Mucho más ecológico, por cierto, al transformar la basura del contenedor verde en compost. A partir de su amortización, los costes de procesado de los desechos serían mucho menores. Así que en poco tiempo las cosas pintarían bastante mejor para los maltrechos bolsillos de la Administración local.
El discurso oficial anima a reciclar para ahorrar. Los vilagarcianos lo compran y reducen en 590 toneladas sus residuos sólidos, lo que debería traducirse en un recorte de unos 30.000 euros en el pago a Sogama. Muy al contrario, los señores del lixo premian a la capital arousana con un incremento de 300.000 euros en su factura. Es un ejemplo. También un sinsentido.
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