Cruz Roja constata un incremento del sexo femenino entre los sintecho
27 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.La semana pasada llegaron al albergue de la Cruz Roja dos mujeres de unos cincuenta años, solas, sin familia ni hogar. Pernoctaron en el hogar de transeúntes e hicieron uso de los servicios de Cáritas, tanto para la higiene personal como para alimentarse. Desgraciadamente, son cada vez más las personas que todos los días hacen ese periplo, porque cada vez hay más ciudadanos sin hogar que dejan pasar la vida en una huida continua de sus circunstancias y de sí mismos, deambulando de ciudad en ciudad y pernoctando de albergue en albergue. Lo que llamó la atención en este caso es que se trataba de «señoras», como las describieron los que fueron testigos de su paso por Vilagarcía. Y eso no es lo habitual.
El perfil del usuario del albergue de la Cruz Roja era, hasta no hace mucho, un hombre. Casi siempre de mediana edad, que por el alcohol, por las drogas o por otras circunstancias personales lo había perdido todo; primero el trabajo, después la familia, y al final, la casa, lo que le llevaba a deambular de un sitio para otro haciendo uso de la red de albergues para transeúntes que hay en España.
Hasta que poco a poco, la mujer fue encontrando un hueco en ese perfil. Lo hizo según fue creciendo la crisis, y ayudada por el cada vez más extendido uso y abuso del alcohol entre la población femenina. Así, los mismos problemas que arrastraban a los hombres a las calles llevaron poco a poco a las mujeres a seguir el mismo camino.
Son, de todos modos, muchas menos, pero en los albergues ya no llama la atención que pernocte una mujer. En cambio, las de la semana pasada sí sorprendieron a los usuarios y responsables de Cruz Roja, y también a los de Cáritas, porque ni eran jóvenes ni seguían el patrón del que ya lleva tiempo en la calle. «Era la primera vez que venían», reconocieron en el albergue. «Parecían dos señoras normales de pueblo», decían quienes compartieron mesa con ellas.
La Cruz Roja no puede cifrar todavía el incremento de mujeres que acuden al hogar de transeúntes, porque no hará números hasta que finalice el año, pero sí que ratifica que cada vez son más las que están en la calle. Y Arousa no es una excepción.
Pero a falta de datos en la comarca, Cáritas lo dijo hace solo unos días, cuando cifró en 4.500 las personas que viven en la calle en Galicia, con un incremento del 15 % en el número de mujeres sin techo. El informe de la oenegé rompe con todos los estereotipos, porque ya no hay edad ni sexo ni nivel de estudios que impida que cualquier persona se vea en la calle arrastrada por la crisis.