Los juegos deben cubrir las necesidades lúdicas de los niños teniendo en cuenta su aportación biológica, educativa, cognitiva y social. Basándonos en estas premisas podemos dividirlas en cuatro grupos:
-Motricidad: correr, gatear, escalar, deslizarse. Toda actividad física motriz, que hace que el niño se canse y tenga un desarrollo armónico de su cuerpo.
-Motricidad fina: los ejercicios que permiten desarrollar el equilibrio y las actividades físicas de detalle. Por ejemplo, las que permiten en el futuro desarrollar la escritura y la manipulación de pequeñas piezas.
-Imaginación: el niño tiene que estar en un mundo que le permita contar historias y desarrollar su imaginación. Para niños más pequeños se considera bueno tener juegos temáticos y dentro lo de lo posible pedagógicos.
A partir de 5 años convienen los juegos no figurativos.
-La socialización: la capacidad del niño de relacionarse con otros en el cuadro de las reglas sociales del respeto mutuo. Para los niños mayores los juegos de socialización son esenciales.