Los toros son «cosos» de familia

AROUSA

La madre heredó la pasión por el mundo de los astados de manos de su abuela y hoy en día sus hijas comparten con ella afición y peña, la de Jesuli de Torrecera

03 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La temporada de toros, tan en boga durante estas fechas veraniegas, se vive de forma especial en Meaño, más concretamente en el seno de la familia de los Laredo. Se trata de una saga que puede presumir de contar con una importante solera taurina. Cuentan las integrantes de la casa que esa enfervorizada pasión por todo lo que rodea al mundo de los toros nació de la bisabuela Celsa, que ponía a todas las generaciones sobre sus rodillas delante del televisor cuando retransmitían las corridas.

Desde entonces y hasta hoy, esa fascinación por la arena, los cosos y los grandes toreros ha ido en aumento hasta convertirse en una devoción compartida por el padre, la madre, las hijas y hasta el nieto.

Por si ese gusto pudiese parecer escaso, tanto madre como hijas forman parte de una peña taurina, la de Jesuli de Torrecera, el torero gaditano que tomó la alternativa en la Real Maestranza de Sevilla en la tarde del 28 de abril de 2004 y salió por la puerta grande. «Allí estuvimos, viendo a Jesuli, apadrinado por Enrique Ponce y por El Juli», recuerda Pilar, la madre de la estirpe de taurinas. Y es que como ella misma dice, «vamos mucho a Andalucía porque lo que queremos ver son buenos toros y buenos toreros y allí hay una tradición enorme».

Sus hijas no solo han cogido el testigo, es que por si fuera poco Celeste, la pequeña, va camino de ser la más destacada aficionada de la peña. Define una buena corrida como algo «que no se puede explicar con palabras» y asume que es difícil ser entendido del mundo de los toros, «sobre todo ahora mismo, cuando hay mucha gente que no lo comprende».

Su hermana mayor, Pili, va un paso más allá y advierte que los toros son «nuestro patrimonio y hay que respetarlo», entre otras cosas porque para vestirse de luces hay que tener «muchas agallas». «Esto -dice- no es como en el fútbol que si no estás bien te vas al banquillo. Aquí o vas o no vas».

Como pasa con todas las aficiones, hay momentos, gestos y detalles que encandilan y otros que podrían ser perfectamente suprimidos y el espectáculo no perdería galones. A este respecto, las tres coinciden unánimemente en que «el momento de clavarle las banderillas al toro es el menos agradable», entre otras cosas porque «se ve cómo sufren». La única que añade elementos a esta terna de «contras» es Celeste que tampoco disfruta demasiado en el momento de matar.

Quitando esos detalles, que sin embargo gozan de una indudable plasticidad para el espectador, empiezan a aflorar las distintas formas de entender este espectáculo. Pilar es de las que piensan que un buen toro «hace a un buen torero porque le permite lucirse». Se confiesa admiradora de los toreros de antes: Francisco Rivera, Palomo Linares y El Cordobés padre pero también de los de ahora, los Enrique Ponce, José Tomás, El Fandi o El Cid.

Una de las constantes de la familia es que saben apreciar que los toreros separen su vida personal y el terreno de lo íntimo de todo lo que pueda sonar a farándula.

Además del propio Jesuli de Torrecera, el más admirado por los peñistas, el que goza de más afición en esta casa de Meaño es Enrique Ponce, que conjuga lo de ser buen torero con «un gran atractivo físico» como advierte Pili y con el saber estar y el «no publicar su vida en las revistas».

El mundo de los toros no se acaba en las grandes plazas. Por suerte o por desgracia, según se mire, existen otras manifestaciones a favor y en contra de los astados. San Fermín y sus múltiples réplicas en el territorio nacional siembran la discordia en la peña. Mientras Pilar, la madre, y Pili, su hija, no son grandes seguidoras de la fiesta navarra por antonomasia, Celeste confiesa que le gusta y que le «gustaría vivir los encierros». Otro cantar son los antitaurinos. «Deberían respetarnos porque nosotros sí respetamos y esto no deja de ser la fiesta nacional», resuelve la madre de la saga.