La moda de los macrobotellones

AROUSA

AREOSO | O |

15 mar 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

HAY quien pone el grito en el cielo por esto de la moda de los macrobotellones. Acusan a los más jóvenes de no saber divertirse sin recurrir al alcohol y de que estas fiestas tienen como único objetivo emborracharse hasta caer de culo. Puede que sea cierto, pero tampoco es falso que ha sido la propia sociedad la que ha instaurado el consumo de alcohol como algo de lo más normal. El quinceañero que se decanta por los refrescos en vez de por los combinados es considerado un bicho raro entre sus amigos, pero también lo es el treintañero que en lugar de una cerveza o un vino prefiere un agua. ¿Cómo es que no bebes? ¿Estás mal? Son algunas de las preguntas que hay que responder a diario simplemente porque la bebida pedida está libre de alcohol. Si una alega entonces que tiene que conducir, la respuesta suele ser, «pero si hoy no está Tráfico» y la frase no proviene de uno de los asistentes a los macrobotellones, sino de alguien que debería estar enseñándole a sus hijos que la combinación alcohol y carretera es de lo más peligrosa. Quiero decir con esto que los que tanto acusan a los jóvenes de ser unos inconscientes deberían hacer un ejercicio de memoria y comprobar el número de veces que el alcohol está presente en sus vidas, tanto en las celebraciones especiales, como en la cervecita de a diario. Los macrobotellones tendrán la importancia que queramos darle y seguro que, como todas las modas, acabarán desapareciendo más pronto que tarde. Mientras, las autoridades deberán preocuparse de que sus asistentes no causen daños y éstos tendrán que buscar la forma en la que menos estorben al resto de los vecinos. Por poner un ejemplo, en vez de organizar la fiesta en plena plaza de Fefiñáns, quizás deberían irse a la explanada de Tragove, dónde seguro que no provocan quejas del personal.