Reportaje | Arrancan los festejos patronales Contemplar un desfile de ballet, regalarle a los oídos los acordes de una orquesta clásica, degustar el bacalao, palpar las colchonetas y oler el aroma del albariño artesanal. Todo ello es posible: la capital arousana ofrece diversión para todos sentidos
10 jul 2004 . Actualizado a las 07:00 h.?omo tocada por una varita mágica, la capital arousana se ha convertido en una fiesta continua. Cada rincón de la ciudad, a cada hora y cada día hay algún evento mágico para regalarle a los sentidos. Es el Verán Vilagarcía, un programa que ha impregnado la localidad de un inconfundible sabor a fiesta. Prepárense para el atracón de eventos. Si hasta el momento han disfrutado del carnaval veraniego, el cine callejero o el ballet, a partir de ahora tendrán una agenda cargada e infinita. Las fiestas ya están aquí. Por poner ejemplos, ya que resulta imposible enumerar la cantidad de actos programados, Vilagarcía contará con la actuación de la Orquesta Sinfónica de Acordeones de Bilbao, varias representaciones de ballet, las tradicionales jornadas gastronómicas del bacalao, diversos juegos y actividades para los más pequeños como los que traerá la Caravana Nesquik, torneos deportivos, títeres, concurso de canto, la Noite Meiga, o el festival Revenidas de Vilaxoán. Por supuesto, uno de los platos fuertes serán los grandes conciertos. El romántico Fran Perea, Sober, Aphonnic, El Arrebato, Los Elefantes y Ariel Rot serán algunas de los cantantes que traigan su arte a la ciudad vilagarciana. Unos conciertos que se acompañarán de las tradicionales verbenas en honor a San Roque. Las reinas Y como preludio de la diversión, dos sonrientes reinas se presentaban ayer en el consistorio. Son Carlota Moral -reina infantil- y Cristina Varela. Las dos estaban encantadas de ser la cara visible del Verán Vilagarcía. «Son unas fiestas muy reconocidas, animo a la gente a que venga» decía Cristina, que el año pasado fue miss Pontevedra. Mientras, Carlota se reía al pensar en las barracas. A las dos les brillaban los ojos, tanto o más de lo que brillarán los festejos de San Roque.