"Antes del covid las familias no venían tanto a ver a los abuelitos a la residencia, después de la pandemia notamos que vienen más"

La Voz

A MARIÑA

Las 9 religiosas de la residencia Betania, en Viveiro, atienden a 127 personas mayores usuarias del centro, donde trabajan 46 empleadas

10 dic 2022 . Actualizado a las 20:36 h.

Han pasado dos años de las Navidades más atípicas, por no decir tristes, en muchas residencias de ancianos. El coronavirus se llevó por delante la vida de miles de residentes en estas instituciones en toda España, un hecho que parece haber servido como revulsivo en algunas como la de Betania, gestionada en Viveiro por la comunidad religiosa Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Días atrás desde la dirección de una residencia de mayores de Pontevedra daban la voz de alerta, muy pocos se acuerdan de visitar a los mayores, que se sienten solos. «En nuestro caso, antes del covid las familias no venían tanto a ver a los abuelitos a la residencia como ahora», destaca sor Rosa, directora de Betania desde hace unos tres años de un centro atendido por 9 monjas, donde residen 127 ancianos y trabajan 46 personas, y que desde el inicio de la pandemia apenas ha registrado fallecimientos como consecuencia del coronavirus. No en vano, Betania se blindó casi a cal y canto en marzo del 2020, aunque la comunicación telefónica con las familias siempre fue constante. Incluso en los momentos más duros. «Que las familias nos llamen siempre que quieran para preguntar, que no nos molestan», animaba la entonces directora, sor Teresa, en unos días en los que el temor y la incertidumbre se adueñaron de toda la sociedad.

«Creo que aquello sigue en la cabeza y en el corazón de muchos familiares, a los que no les ha pasado la tristeza de no poder verlos en aquellos días y tienen miedo de que pueda volver a pasar algo así», apunta sor Rosa. Y cuenta que incluso algunas personas llegan incluso en los días de mal tiempo con el ánimo de dar un paseo con sus familiares. Aunque sea en silla de ruedas. La residencia Betania ultima durante estas jornadas los preparativos de una Navidad en la que han vuelto a instalar un Belén a la entrada y en la que de nuevo habrá cantidad de adornos, música, villancicos, regalos y hasta un desfile. También una misa especial el día de Navidad. «En una residencia religiosa como la nuestra el ambiente navideño se vive más. Algunas personas van con sus familias en las fechas señaladas, como Nochebuena y Navidad, pero es verdad que siempre hay el típico abuelito que no tiene a nadie o que tiene a algún familiar lejos. Y en estos días hacemos lo posible para que no noten ese vacío. En estas fechas nos acercamos mucho más a los que más solos están».

Aunque todo parece apuntar a que las fases más duras del coronavirus están superadas, en Betania siguen extremando las precauciones para minimizar el riesgo de unos contagios que siguen siendo peligrosos. «Es verdad que ahora el covid es como una gripe, pero los abuelitos que lo pillan quedan muy deteriorados», apunta sor Rosa. De ahí que los familiares y las visitas únicamente puedan acceder a los recibidores. «Antes entraban por toda la casa, pero ahora no pueden entrar tanto como antes».