«Ya no hay donde tomar un café»

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso VEGADEO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

Todo el Occidente asturiano despertó ayer ya con un nuevo cierre económico

05 nov 2020 . Actualizado a las 08:30 h.

El Occidente asturiano despertó ayer con un nuevo cierre económico y con un toque de queda desde las 22.00 a las 6.00 horas, un paro en la actividad comercial minorista que pone el foco en la hostelería y en determinados negocios como las mueblerías, tiendas de ropa o zapaterías. Porque las excepciones en los cierres son tantas que la imagen que ayer presentaba Vegadeo era la de un día relativamente normal, con el sopor y la apatía en el ambiente y el ánimo de la gente que infunde desde hace tiempo la pandemia. Parecía un día más salvo porque los bares estaban cerrados y las terrazas recogidas: «Ya no hay donde tomar un café», comentaba un hombre en la calle Alameda, la travesía de Vegadeo, cargado con bolsas tras hacer la compra.

Cierto es que negocios señeros de Vegadeo están cerrados, pero otros como Establecimientos Tony siguen abiertos, en su caso por la amplia gama de productos que vende, que le permite situarse en varios epígrafes que tienen autorizado la apertura. Su caso no es excepcional; farmacias, librerías, ferreterías, panaderías, peluquerías, estancos... incluso el Todo Cien, abrieron. Quien puede busca un hueco en la norma para no echar el cierre, hueco que no encuentran los hosteleros, el principal sector damnificado por las restricciones.

El ánimo de la gente se resiente y lo inunda todo. «No hay alegría», sentencia un vecino mirando las terrazas recogidas frente al consistorio de Vegadeo.

En lugares como Tapia, donde el sector turístico tiene una mayor prominencia, la zona del puerto, que aglutina buena parte de la oferta hostelera, presentaba ayer una imagen totalmente desangelada. En el hotel Puente de los Santos, el gerente, Marco Antonio Fernández, comentaba el panorama: «Es muy triste ver gran parte del comercio cerrado. Y además injusto, porque no se tienen en cuenta las áreas sanitarias para tomar medidas. Si en el oriente y el occidente apenas hay casos de covid, deberían dejarnos trabajar y no penalizarnos por lo mal que está el centro. Hay ayuntamientos de los Oscos que desde el inicio de la pandemia no han tenido ni un solo caso, pero les aplican también las normas de cierre. No tiene ningún sentido. Miras el mapa de contagios y ves esta zona e indigna que nos cierren debido a lo mal que está el centro».

José Antonio Pasarón, gerente de la asociación de comerciantes de Vegadeo (Ascove), apunta que el cierre decretado, con más excepciones que en el último confinamiento, permite «que haya más negocios abiertos», pero es un golpe más para la economía, que se suma al cierre de la frontera con Galicia, impuesto por el Principado: «Sí que se nota. Por ejemplo, hace unos días, por Difuntos, hay mucha gente del interior de Ribadeo que tradicionalmente compra aquí, por proximidad, y esta vez no lo hizo. Hay mucha gente que procura limitar los desplazamientos y los reduce a lo indispensable por temor a las multas y también por responsabilidad».

«La sensación que tenemos es de impotencia y pesimista a corto plazo. Lo deseable sería que cada vez que se publicasen medidas de este tipo, de suspensión de movilidad y de cierres, viniesen acompañadas de ayudas que pusiesen un poco de claridad al final del túnel, para que el que tenga que cerrar una tienda durante quince días o un mes, sepa cómo lo van a compensar. El problema es ese, toda la incertidumbre que se genera, que cuando uno cierra no sabe cuándo va a abrir ni en qué condiciones. Es dramático tener que cerrar un negocio y no saber qué va a pasar contigo, cómo vas a poder seguir adelante», añadió José Antonio Pasarón.

La situación en A Mariña

En este sentido, en diferentes municipios de Asturias hubo ayer actos de protestas de comerciantes y hosteleros reclamando la concreción de ayudas, movimientos de los que se está pendiente en A María, y más tras el cierre decretado por la Xunta ya para la hostelería en Burela y Viveiro y con la amenaza de que se extienda a otros municipios, con el virus campando a sus anchas.