El estudiante dijo al maestro:
-Estoy muy desanimado, ¿qué puedo hacer?
El maestro respondió:
-Anima a otros.»
Animar a otros, aportar a otros… ¿Qué sucede cuando aportamos, cuando animamos? Piénsalo bien… ¿Qué sucede? La queja desaparece, y cuando lo hace aparece el entusiasmo, la gratitud, la confianza y la paz.
Una de las principales ilusiones, que nos desvía del equilibrio emocional, es la queja. Y, curiosamente, hemos sido educados en ella… «quién no llora, no mama».
Te recuerdo que cada vez que te quejas, te pierdes; que cada vez que te quejas, te contaminas.
Si buscas cambiar esa queja por aportar, la aceptación de toda situación aparece en ti y eso, ya de por sí, te hace estar en paz.
Por ello, lo mejor que se puede hacer, ahora mismo y siempre, es APORTAR. Cada vez que hables, cada vez que publiques… aporta.
¿Y sabes qué?… el primer beneficiario de cuando aportas, eres tú. Así que, por favor, aporta. Transformemos las quejas en aportaciones. No señales culpables, no te posiciones. Simplemente aporta. Para que entre todos lleguemos a una solución global y generemos una sociedad mejor.
Aporta.
Como decía la Madre Teresa de Calcuta, una máxima para estar bien, que cada persona que acuda a ti se vaya mejor que cuando llegó.
Recuerda, antes de compartir, antes de opinar, observa si lo que vas hacer, APORTA.
*Javier Rocha está al frente de Ralaya Coaching para la Identidad y el Liderazgo Personal y Empresarial, en Ribadeo.