«El deporte es una escuela de vida»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

A MARIÑA

ALBERTO LÓPEZ

Tuvo entrenos por la mañana, en Garabolos, sin más luz que los faros de un coche

04 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Antonio Núñez-Torrón Freijo se convirtió en Nonín porque una hermana suya, cuando era pequeña, le llamaba así; el diminutivo cuajó tanto que se mantiene décadas después, y el interesado reconoce que casi no sabría responder si alguien se dirigiese a él por su nombre de pila. El joven se convirtió en atleta porque se encontró con un personaje importante del deporte lucense: si lo recuerda con el nombre completo, le pone delante el don; si solo lo cita con los apellidos, no por ello deja de considerarlo digno de respeto y de gratitud. En los párrafos siguientes se desvela la identidad de esa persona.

-Los lanzamientos son menos conocidos que las carreras. ¿Por qué se dedicó al lanzamiento de martillo?

-La clave está en un personaje, don Gregorio Pérez Rivera, al que le debemos todo los que hemos destacado algo: era una persona autodidacta, fue irrepetible... Ten en cuenta que en lanzamiento de martillo, en su época, entre los diez primeros del ránking nacional estábamos cinco de Lugo.

-¿Eligió el lanzamiento de martillo, o puede decirse que el lanzamiento de martillo lo eligió a usted?

-Fue Pérez Rivera quien me lo propuso, quien me encauzó...; y no solo a mí sino a otros. De mi época, a la [Residencia] Blume, a Barcelona, fueron Fernando García Cabanas y José Luis Martínez, que fue olímpico en México.

-¿Cómo se entrenaba entonces?

-Nosotros no teníamos ni pistas para lanzar. Pero don Gregorio Pérez Rivera era tan entusiasta que si teníamos que competir, se levantaba a las seis de la mañana y a las siete y media o a las ocho lanzábamos en fincas cerca del antiguo cuartel de Garabolos. No había luz ni nada; solo la luz del coche de don Gregorio [Pérez Rivera], que tenía un Seat 1400.

-¿Cómo se acudía a los campeonatos? ¿Con temor, con miedo...?

-Miedo, no. Intentábamos hacer un papel bueno; y se hacía un papel bueno, porque tanto José Manuel Almudí como yo nos incrustamos entre los ocho primeros, que es mucho mérito.

-Con el deporte, ¿se aprende a vivir?

-Sí. Aprendes a tener estímulos para continuar, a forjar amistades. Es una escuela en la vida, en sus distintas facetas.

-Gregorio Pérez Rivera, Gabino Carballo Patao, Hilario Armesto... ¿Depende el atletismo en Lugo de unos casos personales?

-Que no te quepa ninguna duda. Primero estuvo don Gregorio Pérez Rivera; luego, gente como [Gabino] Carballo Patao y como [Hilario] Armesto, que entrenaban a los chicos desinteresadamente, ya en épocas distintas.

-No ha habido en Lugo, últimamente, lanzadores destacados. ¿Por qué se da esa situación?

-Creo que fundamentalmente porque seguimos tratando el deporte sin ensamblarlo con el Ministerio de Educación. Siempre dije, ya en la época en que fui delegado del Consejo Superior de Deportes, que tenía que impulsarlo el ministerio. Ese quizá sea el fallo fundamental por el que está el deporte como está. El deporte hay que fomentarlo en la escuela.

-Algún atleta de hoy, como Usain Bolt, es ídolo social. Pero si se compara la situación con la de hace décadas, ¿no cree que se perdió algo de afición en Lugo?

-Puede que sí. Siempre suena alguno, y si hubiese alguien, sonaría.

«A don Gregorio Pérez Rivera le debemos todo los que hemos destacado algo»

«Seguimos tratando el deporte sin ensamblarlo con el Ministerio de Educación»