Ellas tomarán pronto las riendas

A MARIÑA

Chatean, pero prefieren quedar; estudian lo que les gusta y no??????tienen prisa por emanciparse; censuran a los políticos y creen que la lucha por la igualdad continúa

07 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hoy empiezan a mandar en sus vidas y tal vez mañana ocupen puestos de responsabilidad, con o sin leyes que fijen cuotas por sexos, y tomen decisiones con repercusión social. Tienen entre 16 y 19 años, quieren formarse y encontrar un empleo que les permita independizarse, aunque tampoco tienen prisa por marcharse de casa. Cuentan con el apoyo y la comprensión de sus padres y emanciparse no constituye en absoluto su principal reto.

Lidia, Carina, Beatriz y Ana son alumnas del IES Monte Castelo de Burela, un centro gobernado por chicas [son mayoría en las aulas], que dirige Marcelino Luna. Lidia (Narón, 1990) cursa el ciclo superior de Actividades Físicas e Deportivas y triunfa en las pistas de toda España con el Burela FSF -«por eso me vine aquí»-. Carina (Burela, 1990), hija de inmigrantes caboverdianos, realiza el ciclo medio de Coidados Auxiliares de Enfermería y sueña con viajar de nuevo a San Vicente, de donde proviene su familia.

Beatriz (Alfoz, 1992) estudia segundo de Bacharelato de Humanidades e Ciencias Sociais y todavía no sabe si quiere dedicarse al periodismo o a la traducción, en los tres últimos veranos participó en programas de inmersión lingüística en Inglaterra e Irlanda y ha colaborado en Radio Valadouro, donde se encargaba de la sección de cine del programa Open Space . Ana (Viveiro, 1993) ha empezado este curso el Bacharelato de Artes y tiene muy clara su vocación, diseñadora de moda; antes se licenciará en Bellas Artes. Algún día, dice, viajará a Finlandia para ver la aurora boreal.

Chatean y se comunican con sus amigos a través de Twenti, pero las cuatro prefieren quedar con la pandilla a la relación virtual. Navegan por internet, por ocio y por estudios; Carina lee a Dan Brown, Lidia a Ken Follett y Ana a Agatha Christie. Lidia, cuando no está en clase, entrena, viaja o juega, y ha tenido que aparcar la lectura. Pertenecen a una generación en la que ya nadie cuestiona la igualdad, pero aún así también se han sentido discriminadas alguna vez.

«De pequeña pedías permiso para jugar al fútbol y no tejaban, 'tú a saltar a la cuerda'; y a los chicos les dejan salir antes y hasta mucho más tarde..., hay diferencias en todos los aspectos», opina Carina. En el deporte la discriminación es evidente, apunta Lidia. «Seguimos estando marginadas respecto a los chicos», afirma. Si el equipo masculino de fútbol sala de Burela jugara en División de Honor y el primer año se situara en el cuarto puesto, «la repercusión y el apoyo serían, sin ninguna duda, muchísimo mayores». Para Beatriz, las diferencias ya empiezan de pequeños, y Ana cree que a ellos los padres les dan más libertad que a sus hermanas. Por todo ello, «y por la lucha de tantas mujeres durante tantos años», consideran necesaria la celebración del Día Internacional de la Mujer.

La crisis y los políticos

Estos días, la mayor preocupación de estas cuatro chicas son los exámenes. Fuera del ámbito educativo observan con inquietud los efectos de la crisis económica -«aunque eres joven y estás a otras cosas sí que te das cuenta», sostiene Ana-, sobre todo el desempleo. «Sempre hai coñecidos que se quedan no paro», asegura Beatriz. «Y hermanos», apostilla Ana. Carina piensa ya en una oposición y un trabajo fijo aunque sabe, igual que sus compañeras, que el futuro resulta cada vez más incierto para todos. De su evidente desafección por la política responsabilizan sobre todo a los políticos. «Se deixaran de enfrentarse uns con outros e miraran un pouco máis polo país», comenta Beatriz, que no descarta dedicarse algún día a la cosa pública .

Lidia, la única que ya ha ejercido su derecho al voto, reconoce que ningún partido le atrae. Carina la secunda. Las cuatro lamentan «que solo sepan insultarse unos a otros». Ana, de momento, se contenta con que «hagan el Resurrection Fest (festival de hardcore ) este verano, trae muchísima gente a Viveiro y grupos conocidos en todo el mundo». En general, en la comarca echan en falta alternativas de ocio -«porque todo é saír de marcha, non hai nada máis que facer», critica Beatriz- y reivindican una carretera en condiciones para que desplazarse deje de suponer un castigo.

Arte y series de televisión

Ana defiende que no todo es arte, por ejemplo, un plato de huevos fritos con salchichas que salió hace poco en una magnífica parodia de Caiga quien caiga; Lidia es la única que vive lejos de sus padres, en un piso compartido, y se ve obligada a cocinar, «¡qué remedio!»; Carina admite cierta adicción a la tele -«veo El Internado, Física o Química, Los Protegidos, alguna telenovela... [Ana a veces se apunta a Amar en tiempos revueltos, junto a su madre]»- y Beatriz está algo nerviosa por el examen de geografía [el jueves].