La caída de Muamar el Gadafi en Libia gracias a la intervención militar de la OTAN es impensable en Siria, dada su posición en el equilibrio de poderes en Oriente Medio. Una caja de los truenos que nadie quiere abrir.
¿Hay alguna posibilidad de intervención como la lanzada en Libia?
Ni Occidente tiene intención de meterse en un polvorín semejante -casi no ha tenido tiempo de respirar aliviada por el éxito en Libia, del que muchos llegaron a dudar y que provocó más de un encontronazo en el seno de la OTAN-, ni China ni Rusia darían luz verde en el Consejo de Seguridad de la ONU a una resolución permitiendo dicha operación bélica. EE.?UU. y Europa ni siquiera han logrado una condena contra Siria. Pero los Gobiernos de Pekín y Moscú saben que la situación es insostenible y, con un conflicto que parece deslizarse lentamente hacia una guerra civil, han elevado sus exigencias a l presidente Bachar al Asad para que ponga en marcha reformas y negocie con la oposición.
¿Cuál es la posición de los países vecinos?
La caída del régimen de Al Asad no interesa ni a Israel ni a Irán. Si cae, el Gobierno israelí perdería a un vecino poco querido pero controlable. Para Irán la situación sería catastrófica: se quedaría sin su principal socio y su puente con el Líbano y hasta puede que diera alas al movimiento de protesta que tiene en casa. Hezbolá y Hamás también llorarían perder a un buen socio.
¿Con qué apoyos cuentan los opositores?
Pese a ser un aliado, Turquía ha terminado por perder la paciencia con el presidente sirio tras pedirle encarecidamente reformas veraces haciendo honor a sus aspiraciones de liderazgo en la región. Tras romper con Damasco, apoya a los opositores e incluso permite a soldados desertores tener base en su territorio. En el lado árabe, ya casi nadie cree en la supervivencia política de Al Asad, pero nadie apuesta por repetir lo de Libia.
¿Alguien ha pedido una operación extranjera?
Entre la variopinta oposición no hay acuerdo. El Consejo Nacional Sirio creado en Estambul está abierto a una intervención, pero la oposición en el interior está en contra. La realidad es que en medio del debate los opositores se han armado y ya no dudan en enfrentarse a las tropas sirias. El autodenominado Ejército de Siria Libre, formado por soldados desertores, incluso ha pedido a la OTAN una zona de exclusión aérea.