El primer ministro calificó de intolerante a una votante sin darse cuenta de que llevaba un micrófono
29 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Gordon Brown es un político gafado. Su metedura de pata de ayer, al calificar de intolerante a una mujer de 65 años con la que había charlado en la calle y cuando aún llevaba un micrófono en la solapa de su chaqueta, puede suponer la losa definitiva a las esperanzas del Partido Laborista de seguir en el poder. El escándalo barrió las redacciones de los diarios, televisiones y radios británicos, pero donde el análisis era más feroz y crítico era en las bases de un partido que, desde ayer, zozobra.
Dejar salir a la calle a Brown era un riesgo que los laboristas decidieron correr en un desesperado intento por relanzar la campaña y retomar los votos fugados al Partido Liberal Demócrata. Era un riesgo porque saben que en Downing Street vive un doctor Jekyll & míster Hyde . La imagen que ofrece Brown en público, serena y pragmática, no tiene nada que ver con la que muestra en privado, falto de paciencia e intolerante.
Las pregunta de Duffy
El suceso tuvo lugar durante la visita de Brown a Rochdale, al norte de Manchester. Allí, la viuda Gilliam Duffy, votante laborista de toda la vida, le confesó los problemas que ella considera que el próximo Gobierno debía hacer frente, en especial a la enorme deuda nacional y cómo pretenden sufragarla, con recortes públicos. También hablaron de delincuencia, inmigración y educación? En la conversación filmada por varias canales, Brown supo responder con elegancia y precisión a todas las dudas de la mujer, de tal manera que esta confesó que seguiría votando a los laboristas. Hasta que el doctor Jekyll se introdujo en su vehículo y sin percatarse del micrófono, le dijo a un asesor: «Ha sido un desastre, no me teníais que haber puesto en esa situación. ¿De quién ha sido idea?». Y agregó despectivamente: «Qué mujer tan intolerante, dice que suele votar laborista, es simplemente ridículo».
Alertado de la metedura de pata, Brown intentó remediarlo acudiendo a los estudios de la radio. Pero solo embrolló aún más la situación. Primero porque intentó culpar a la mujer de lo ocurrido al decir «lo lamento, fue imperdonable mi reacción, pero me hacía preguntas sobre inmigración», lo que era falso, ya que el tema fundamental del encuentro fue la deuda pública, y segundo porque en el estudio de radio había una cámara y filmó la reacción de pesadumbre, vergüenza y fatalidad que Brown adoptó cuando escuchó sus palabras en el coche.
Aún mayor fue la vergüenza en el partido cuando la mujer indicó a la prensa que jamás volverá a votarles. «Mi familia ha votado laborismo toda la vida, pero ahora me avergüenzo de ello». Así las cosas, Brown volvió a Rochdale para pedir disculpas a Duffy en su casa y se declaró un «pecador penitente». Ayer, el premier perdió las elecciones legislativas.