Juan Pablo Escobar, ahora Sebastián Marroquín, sabe que su infancia como hijo del narcotraficante colombiano Pablo Escobar no fue normal, pero evoca a un «padre como otros», que le leía cuentos y le transmitía valores, dijo en Guadalajara (México), a cuyo festival de cine acudió para presentar Los pecados de mi padre, un documental dirigido por el argentino Nicolás Entel y en el que el hijo dio la cara públicamente y pidió perdón a las víctimas de la violencia del narcotráfico.
Hace 16 años que Marroquín vive en Argentina junto a su madre, su hermana y su esposa bajo una nueva identidad, tras huir de Colombia tras la muerte de Escobar. En el documental habla de su experiencia como hijo del «zar de la cocaína», pero también se encuentra con los hijos de los políticos colombianos Rodrigo Lara Bonilla y Luis Carlos Galán, a quien Escobar mandó asesinar, cita de la que surgió el perdón.