A la centrista le perjudica el descalabro de sus aliados naturales, los laboristas y el pacifista Meretz
12 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.La campaña electoral no ha terminado para Tzipi Livni, líder del partido de centro-derecha Kadima, y Benjamin Netanyahu, representante del derechista Likud. Si antes de los comicios en Israel ambos se esforzaban por seducir al electorado, ahora tratan con ardor de convencer a los demás partidos. La guerra por formar una coalición ha comenzado.
El recuento de votos ha devuelto las cosas a su lugar, tras unos inesperados sondeos a pie de urna, reduciendo la diferencia entre Kadima y Likud a un solo escaño, lo que casi se puede considerar un empate.
A falta de las 150.000 papeletas llegadas por correo, que incluyen los votos de los soldados, Livni está en cabeza con 28 asientos. Pero sus posibilidades de sellar alianzas son menores, si se tiene en cuenta el número de escaños de su propio partido y el descalabro de dos aliados naturales, los laboristas (13), y el Meretz, (3). Las opciones de una alianza moderada son nulas.
Netanyahu lo tiene más fácil para lograr reunir en torno a él a 61 diputados, la mitad del Parlamento más uno. Y es que el bloque de formaciones de la derecha supera esta cota.
Primeras reuniones
Ambos están dispuestos a hacer concesiones y ya han empezado a demostrarlo. Representantes de Kadima y Likud mantuvieron ayer las primeras reuniones con Avigdor Lieberman, de Israel Beitenu (15), la formación ultranacionalista anti-religiosa que ha queado de tercera fuerza, y con los representantes del partido religioso Shas (11).
Con honrosas excepciones, todos los líderes políticos están abiertos aún a diferentes combinaciones con tal de entrar en el gobierno e imponer sus condiciones. No parece importar ahora que desde Shas se acusara a Lieberman de «satánico» o que Livni recibiera votos de la izquierda para frenar el auge de un partido xenófobo con el que ahora negocia.
Anoche, Netanyahu rechazó la posibilidad de alternarse en la jefatura del Gobierno con Livni, cuyo partido fue el más votado en las elecciones, y reiteró que será él quien presida el Ejecutivo y que ella debe unírsele.