Israel busca acuerdos con Bush para dejar atadas las manos a Obama

Efe

INTERNACIONAL

07 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Israel, que ve con cierto temor la presidencia de Obama debido a sus posturas menos comprometidas con el estado judío, pedirá al presidente de EE.?UU., George W. Bush, que garantice sus intereses políticos y de seguridad en la región antes de que abandone la Casa Blanca. El plan constituye un intento de que su sucesor se encuentre con hechos consumados. Para conseguirlo, Olmert viajará a Washington a finales de mes en la que será su última visita a ese país como primer ministro, donde tratará de «extraer en el último momento acuerdos y promesas antes de que ambos dejen sus cargos», informó ayer el diario Haaretz .

La visita de Olmert seguirá a la que ayer emprendió a la región la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, en un último intento porque el proceso de paz que se inició en Annápolis hace un año no caiga en el olvido: un viaje que en realidad ha servido para hacer el anuncio de que el acuerdo entre los dos bandos no será posible antes de finales del 2008. Entre los compromisos que busca Israel están algunos relacionados con el proceso de paz y otros con la ayuda militar a largo plazo y la venta de armas.

En el marco del proceso de paz, Bush se comprometió con Israel a no presionar para que las fronteras del futuro Estado palestino pasen por las de 1967, y a tener en consideración la presencia de tres grandes bloques de asentamientos judíos en Cisjordania. Israel teme ahora que Obama anule ese compromiso y respalde posturas palestinas que lo perjudiquen, como el regreso de los más de 4 millones de refugiados a los hogares y tierras que dejaron en 1948 y 1967.

Igualmente, Olmert le pedirá respaldar una serie de fórmulas para preservar la seguridad de Israel, en particular garantías de que el programa nuclear iraní no seguirá adelante.

A diferencia de Bush, Obama aboga por una estrategia más dialogante con Teherán, y por tanto alejada de la línea de Israel para que la comunidad internacional intervenga, incluso por las armas, para detener esa amenaza. Según Haaretz, que menciona el problema de Irán como principal punto de discordia con el nuevo presidente, a Israel no le quedará más remedio que aceptar esta estrategia, pero quiere asegurarse de que «sus intereses son tomados en cuenta en las conversaciones».

La cuestión mereció una declaración de la ministra de Exteriores israelí y candidata del Kadima, Tzipi Livni, que aseguró que el inicio de conversaciones con Teherán se vería como un «mensaje de debilidad».

En su opinión, podrían afectar los esfuerzos internacionales para persuadir a Teherán de que abandone su programa nuclear. Se trata de la primera discrepancia mostrada por un dirigente israelí sobre las políticas anunciadas por el presidente electo de EE.?UU., que tiene en Israel su primer aliado en Oriente Medio.