Una niña iraquí de 13 años se entrega a la policía antes de hacer explotar la carga que llevaba adosada a su cuerpo
26 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.«No quiero detonar la bomba». Con estas palabras una niña iraquí de 13 años evitaba en el último minuto un baño de sangre más en la conflictiva ciudad de Baquba, al norte de Irak.
La joven se entregó el domingo a la policía diciendo que no quería usar el chaleco de explosivos que llevaba adosado a su cuerpo y se dirigió a los agentes para que desactivasen la carga explosiva. Además, condujo a la policía a otro cinturón también previsto para ser detonado.
La yihad ya no es solo cosa de hombres. Lo demuestra el número de mujeres que se suicidan en Irak causando auténticas masacres. Al Qaida las prefiere a ellas antes que a los hombres. Pero en esta ocasión la inocencia no ha podido con esta niña iraquí, destinada a inmolarse. En el último momento se negó a sacrificarse para llevarse por delante todo lo que se encontraba en el camino. La niña se rindió frente a los agentes que, antes de detenerla, tuvieron que desactivar la carga explosiva que rodeaba su cuerpo. Ahora, la menor, que fue arrestada, continúa bajo custodia de las fuerzas de seguridad iraquíes.
El portavoz del Ejército estadounidense en Bagdad, David Russell, ha declarado que están investigando «si fue obligada a ponerse el chaleco o si lo hizo voluntariamente». Además Russell ha declarado que «el hecho de que la niña se haya entregado quiere decir que los iraquíes siguen rechazando a Al Qaida y sus prácticas», concluyó.
Es conocido que Al Qaida entrena a los hombres y mujeres de sus filas para matar. Incluso niños y discapacitados son entrenados para llevar a cabo atentados suicidas. Por ello, que una niña se entregue a la policía resulta paradójico dentro del ambiente de terrorismo que rodea su vida.
Facilidad en los controles
La mujer iraquí ha pasado a ser una víctima más del feudo que los terroristas de Al Qaida y los insurgentes suníes mantienen en la provincia de Diyala, de la que Baquba es capital. La facilidad con la que las mujeres y los niños pasan los controles de seguridad de la zona los convierte en presa fácil para los terroristas. Salvo que las encargadas del registro sean del mismo sexo, en los controles no se cachea a las mujeres. Los policías varones son reacios a registrar a las mujeres y ello, unido a las túnicas que las cubren, las ayuda a pasar inadvertidas y a no ser detenidas por los agentes.
Este año el número de atentados cometidos por mujeres y niñas se ha incrementado radicalmente en Irak. En lo que va del 2008 ya son 24 las acciones suicidas femeninas. El último episodio ocurrió hace quince días cuando tres mujeres causaron una brutal matanza durante una peregrinación chií al sur de Bagdad.
Hijas de Irak
El Ejército de Estados Unidos ha desarrollado el programa Hijas de Irak para entrenar a mujeres iraquíes en la identificación de las terroristas suicidas. Son voluntarias que se han integrado para luchar contra la oleada de atentados cometidos por mujeres que bombardea el país.
El objetivo es doble. Por un lado, se trata de proteger a la población frente al nuevo tipo de terroristas, que son más difíciles de identificar; y, por otro, de dar empleo a mujeres con escasas posibilidades de encontrar trabajo y, por ello, más vulnerables para ser captadas para la yihad.