Nicolas Sarkozy celebra en privado su primer año como presidente de Francia

E. Suárez

INTERNACIONAL

07 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Nicolas Sarkozy prefirió celebrar en privado su primer año como presidente de Francia, mientras sus compatriotas le regalaban un nuevo bajón en las encuestas. Los militantes de su partido lo esperaron en vano en la fiesta organizada en la sala Gaveau, la misma donde el 6 de mayo del 2007 proclamó su victoria frente a la socialista Ségolène Royal.

Sarkozy quiso que fuera un día como cualquier otro y prefirió como audiencia a los 300 trabajadores de una fábrica de cemento en las afueras de Aviñón. Sus únicas palabras públicas fueron para anunciar un aumento de las pensiones del 0,8%, el mismo día en que se anunció la tercera subida consecutiva del gas, que en julio costará un 11% más que en el pasado diciembre.

Sondeo

El último sondeo le arrebata 4 puntos más de confianza y lo deja en un 36%, el índice más bajo de un presidente al cabo de su primer año.

La conmemoración oficial la organizó por la noche en el palacio del Elíseo, muy lejos del baño de multitud de los militantes, que tuvieron que conformarse con Jean-Pierre Raffarin. Fue una cena con cóctel solo para ministros y sus esposas, muy lejos de aquella otra de hace un año en el lujosísimo Fouquet's, donde se rodeó de millonarios y gente del espectáculo.

«Un año de regresión»

El Partido Socialista ha querido conmemorar el aniversario con la edición de tres millones de octavillas en las que presenta su visión de «Un año de ilusión, un año de regresión»: una pareja se pregunta si debe pagar el alquiler o tener un hijo; un jubilado si debe hacer la compra o ir al médico, y una mujer cómo se puede vivir con mil euros al mes.

El partido gubernamental, la UMP, ha contraatacado con cuatro millones de octavillas que defienden «un año de reformas, un año de promesas cumplidas». Las han cuantificado, 55.

En Le Parisien, el secretario general socialista, François Hollande, acusa a Sarkozy de ser «señor Más para los ricos y señor Menos para el resto», y la derrotada Royal recalca que el deber de los socialistas es «demostrar que hay otra política posible».