Brais Romero Millarengo, internauta residente en Buenos Aires, relata el nerviosismo que siente la población argentina por el humo y la contaminación.
21 abr 2008 . Actualizado a las 19:37 h.Vivo en Buenos Aires y esta es la primera mañana en 5 días que me despierto y puedo respirar libre pero no tranquilamente. Y digo que no puedo hacerlo tranquilamente porque la ciudad sigue en alerta. Al principio la ciudad se cubrió de humo y olía a quemado, lo que puede pasar en cualquier ciudad en un momento determinado, pero cuando te levantas y ves que al día siguiente pasa lo mismo, y así durante cinco días empiezas a preocuparte, sobre todo cuando te pican demasiado los ojos, la garganta está permanentemente seca y aparece un notable dolor de cabeza.
Es preocupante. La situación empezó como una broma hasta que tomó repercusión internacional, es ahí cuando el gobierno se encarga de mover pieza. En España saldría el Presidente del Gobierno, el Ministro de Interior y si acaso algún otro más. Bien, aquí salen todos, pero salen a los tres días, y hablan y hablan y hablan, pero nadie dice nada. Simplemente se promete encarcelar y multar a los culpables, los cuales son del campo y la situación aquí está delicada con el sector y la tradición de quemar está muy extendida, así que habrá que ver que pasa al final con los culpables que tan rápido se encargan de señalar ahora para salir airosos.
Se sabe que por la noche es peligroso y no pueden trabajar para sofocarlo, por lo que amanece mucho peor de lo que anochece, aunque por la tarde, dependiendo de para donde corra el viento, la humareda va para una o para otra parte. Por eso ahora mismo a pesar de que ha amanecido (son las 12:48 en Buenos Aires) normal, no se sabe si la humareda ha parado o simplemente se ha movido.
En el país han cambiado las cosas, sobre todo en las carreteras puesto que lo que entendemos por autopista propiamente dicho (dos carriles o más para cada lado) escasea, y la mayor parte del país está conectado por rutas de un solo carril, sin arcén y con una velocidad máxima permitida de 120km/h, si le añadimos un tráfico muy intenso de camiones por algunas de ellas, animales cruzando, coches antiguos y escasa visibilidad, el peligro está servido, por eso el gobierno a aconsejado no circular de noche (no se la cifra de muertos pero se ha incrementado bastante). En lo que respecta a la ciudad porteña, se han cortado líneas de metro y otros servicios aunque las versiones oficiales son que no funcionan por causas ajenas a la empresa. La gente ha sacado el chal, los pañuelos, las palestinas y cuando la situación se hace insostenible, se usan a modo de mascarilla.