Rusia dio un paso más ayer hacia la suspensión de su participación en el Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa (FACE), incrementando las tensiones con Estados Unidos acerca del escudo antimisiles estadounidense y el equilibrio militar en el Viejo Continente.
La Duma (Cámara baja del Parlamento ruso) aprobó ayer por unanimidad la suspensión de la aplicación por Moscú del Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa, firmado en 1990, que limita el despliegue de armamento en el continente.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, que quiere responder a la expansión militar de la OTAN en sus fronteras, y sobre todo al proyecto norteamericano de despliegue de un escudo antimisiles en Polonia y en la República Checa, amenazó en abril con salir del tratado FACE, uno de los textos clave que rigen la seguridad en el Viejo Continente después de la guerra fría.
«Cada paso que conduzca a Rusia a retirarse [del tratado] es un paso lamentable», afirmó el portavoz de la OTAN, James Appathurai. Añadió que, tras la votación de la Duma, la cuestión pasa a la Cámara alta, por lo que la «fecha clave» es el 12 de diciembre próximo.