Marco Simoncelli es un piloto muy grande. Polémico, pero grande.
Lo demostró en Australia con una victoria que le acerca a tan sólo 12 puntos del líder del Mundial, Aoyama. Fue una carrera convulsa, con numerosas caídas, entre ellas la de Bautista. El de Talavera se despidió así de sus opciones al título. Tenía que arriesgar y lo hizo; y cuando se va al límite ocurren estas cosas. Ocupaba la segunda plaza a falta de ocho vueltas, Simoncelli tiraba como un condenado y tenía que pasarle para firmar una carrera brillante y restar puntos al japonés, que en ese momento marchaba séptimo. Pero se le fue de delante y se acabó.
Dos giros después, otra caída de Locatelli se saldó con el piloto y la máquina en medio de la pista. Los comisarios mostraron la bandera roja y se suspendió la prueba. Se tomaron como referencia las posiciones de la vuelta anterior. El italiano ganó porque comandó la carrera desde la segunda de las vueltas. Sexto triunfo para él.