El sacrificio de Mari Carmen Guerra

LUGO

La hija de un emigrante gallego llegó a Lugo desde Cuba hace dos años para trabajar, lograr traer a su nieta y conseguir que acabe sus estudios de Medicina en España.

29 feb 2008 . Actualizado a las 19:43 h.

El cariño y el tesón de una abuela mueven montañas. Por eso, dejando atrás a su marido y a sus dos hijos, Mari Carmen Guerra Failde, que ahora tiene 62 años, no dudó en hacer las maletas en Cuba hace dos, cruzar el charco y plantarse en Lugo para trabajar con una meta: brindarle a su nieta Susel Bofill García, estudiante de tercero de Medicina en la Universidad Celia Sánchez Manduley, el futuro de esperanza que en la isla caribeña aún no se vislumbra.

«Queríamos que siguiese estudiando aquí -comentó Mari Carmen- porque si acabase la carrera en Cuba ya no la dejarían salir del país nunca». El régimen de los hermanos Fidel y Raúl Castro, que en nada recompensa el trabajo de profesionales de la medicina o la enseñanza, lo impediría. «Venimos por la forma mala en que vivimos allí», afirmó la mujer, que empleó la nacionalidad española heredada de su padre, emigrante gallego de Rodeiro (Pontevedra), a quien le había prometido que un día conocería su tierra.

Y llegó a la ciudad amurallada. No con una mano delante y otra detrás, sino «con las dos manos atrás». Entabló contacto con otros cubanos asentados en Lugo, pasó tres meses en un piso de Cruz Roja y después empezó a trabajar con una familia lucense. «Todo lo que sea correcto, cualquier trabajo honrado, yo lo hago», resaltó Mari Carmen, que en la actualidad trabaja como interna en una casa cuidando a una anciana. Logró traer a su nieta a España hace ocho meses. «Había que esperar a que ella estuviera aquí para mover los papeles en la universidad en Cuba», dijo Mari Carmen.

Dos firmas

La lucha continúa porque para convalidar sus estudios en una universidad española la joven necesita dos firmas del Ministerio de Salud Pública cubano. De los 1.200 euros que cuestan, abuela y nieta han ahorrado ya una parte y esperan juntar lo que les falta. Pero la situación se complica ya que Mari Carmen debe viajar próximamente a Cuba para operarse de una mano, mientras Susel busca trabajo como contable, -en Cuba es técnica superior en Contabilidad y Finanzas-.

Ella, para estudiar, tiene un crédito aceptado, pero Susel se pregunta: «¿Valdrá la pena que mi abuela se sacrifique tanto si al final yo no consigo la ansiada plaza universitaria?». ¡Y eso que en Galicia faltan muchos médicos!