La burrita de Toén abandona su estancia en Lugo y vuelve a Allariz

lugo / la voz

LEMOS

Apenas tres meses ha durado la estancia en Lugo de la burrita que en septiembre del año pasado fue arrojada al río Miño a su paso por el municipio ourensano de Toén con una piedra de 15 kilos atada al cuello.

29 mar 2011 . Actualizado a las 15:34 h.

Apenas tres meses ha durado la estancia en Lugo de la burrita que en septiembre del año pasado fue arrojada al río Miño a su paso por el municipio ourensano de Toén con una piedra de 15 kilos atada al cuello. Las pasadas Navidades, el animal fue adoptado por la Casa Rural de Abaixo, en el Concello de Lugo. Sin embargo, las importantes discrepancias surgidas entre la dirección del establecimiento hostelero y Andrea (Asociación nacional para a defensa, recuperación e estudo terapéutico da especie asnal) en torno al estado físico de la burrita han puesto fin de manera apresurada a este proceso de adopción animal.

«Tras la demanda de eutanasia de la gerente de la casa rural alegando un empeoramiento del estado de salud del animal, la asociación Andrea solicitó un examen y valoración de la burrita a los facultativos veterinarios de Serveteq (Servicios Veterinarios Equinos), siendo ésta totalmente contraria a la eutanasia». En un comunicado colgado en su página en Internet (www.andreaasociacion.org), las mismas fuentes afirman: «Andrea ha decidido la retirada de la adopción y el traslado del animal a su sede en Allariz».

Cuidado y rehabilitación

De este modo, el colectivo ya se encargó de cuidar y de rehabilitar al asno cuando fue rescatado tras las llamada de un vecino que la descubrió y avisó a Protección Civil. «Parece velliña e desde logo está delgada e moi deteriorada, pero traballou moito», afirmó entonces el alcalde de Toén, Amancio Cid, según declaraciones recogidas por La Voz. Nadie reclamó al animal, que encontró algo de consuelo en un perro abandonado que, curiosamente, fue hallado pocas horas antes en la misma zona. Algunos vecinos tenían claro que tanto la burra como el perro tenían el mismo dueño, a la vista de la afinidad entre ambos. El perro era muy dócil y se negaba a separarse de ella. «Cuando se intenta llevarlo en otro sentido, no quiere caminar, pero en cuanto la burra se pone en marcha, el can la sigue», relata la crónica.

Según destacan fuentes de Andrea, «Bienvenida», como fue bautizada en su día la burrita, «vuelve a encontrarse con su fiel amigo ??Benito??, el perro que no la abandonaba cuando apareció tirada en el río Miño con una piedra atada a su cuello».