Piden siete años para un joven por intentar matar a otro a navajazos

X. Carreira

LEMOS

El imputado está acusado de darle cuatro puñaladas porque su contrincante le reclamaba cocaína.

27 jun 2008 . Actualizado a las 10:46 h.

El Día das Letras Galegas de 2005 comenzó mal para dos jóvenes lucenses que se enzarzaron en una pelea en el casco histórico lucense por cuestiones de drogas. Uno de ellos acabó con una navaja de siete centímetros de hoja clavada hasta el fondo en un costado lo que estuvo a punto de costarle la vida. Una ligera desviación del filo le hubiese segado algún órgano vital, aunque vitales en el cuerpo humano son todos como ayer recordó en el juicio, celebrado en la Audiencia Provincial, uno de los forenses lucenses. El presunto autor del hecho, Damián Lugilde Castro, de 24 años, se enfrenta a una dura petición por parte del fiscal, concretamente siete años de prisión. La acusación pública entiende que se produjo una tentativa de homicidio.

El incidente debió ocurrir en torno a las cinco de la madrugada del 17 de mayo de 2005 al encontrarse el imputado y la víctima. Entre ambos se inició una discusión que derivó en una pelea mutua en el transcurso de la cual Damián, según el fiscal, sacó una navaja y se la clavó con la intención de darle muerte.

Como consecuencia de la agresión, J.A.C., sufrió graves heridas que lo llevaron directamente a la uci del Hospital Xeral. Tuvo que ser intervenido de urgencia y tardó treinta días en curar.

«No llevaba navaja»

El acusado dijo que conocía de vista a la víctima y reconoció que entre ambos hubiera una pelea, pero destacó que él no fue quien le ocasionó las heridas con arma blanca «porque esa noche no llevaba navaja». ¿Quién se la clavó entonces?, le preguntó el fiscal. «Pues no lo sé, porque había mucha gente, unas cuarenta personas. Es imposible ver quién hace algo o no», respondió.

El acusado dijo que entre ambos hubo una primera agarrada en las inmediaciones de la Praza do Campo, pero los separaron sus amigos. «Fue él quien me dijo que me iba a matar. Incluso se sacó la chaqueta para perseguirme», expuso Damián que también contó al tribunal que la víctima quería que él le consiguiese coca, aunque negó que hubiera quedado en hacerlo.

Negó que hubiese coaccionado a algún testigo con vistas al juicio y reconoció que tenía navaja porque es consumidor de hachís. Cuando el tribunal le mostró el arma con la que fue apuñalado, J.A.C., dijo que ni tan siquiera sabía de quién era.

La víctima, un fontanero de profesión, señaló que estaba molesta porque le había pedido al acusado que le consiguiera coca y no se la llegó a entregar. Eso había sucedido, explicó, un mes o dos antes. Días antes de producirse el ataque contó que lo había llamado por teléfono para reprocharle que no hubiera cumplido su compromiso. «Cuando lo llamé me dijo que cuando me viera me iba a partir la cara», relató la víctima.

Lo cierto es que, según su versión, esa noche cuando se encontraron fue el acusado quien le provocó.

«Vi un mechero»

De los dos amigos que iban con la víctima solo llegó a declarar uno. El fiscal sospecha que el segundo pudo haber sido coaccionado, aunque Damián lo negó categóricamente.

Un testigo de los hechos, explicó que no había visto que alguno de los implicados hubiese sacado la navaja. «Solo vi algo como un mechero» recordó. Al fiscal no le convenció tal respuesta porque, y así se lo recordó, en el juzgado había dicho que vio como Damián sacaba la navaja. Entonces el testigo, dudoso, dijo que viera sacar la navaja y que pensó que era el encendedor. Un amigo del acusado apuntó que la víctima había llegando en plan amenazante diciendo que mataría a Damián quien le respondió que no quería tratos con yonquis.