Los pueblos que reciben a más residentes de Europa mantienen flujos estivales que llegan a triplicar su población
27 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.La provincia de Ourense vivió hace décadas un éxodo masivo de sus habitantes en busca de mejores oportunidades laborales. A pesar de la lejanía, la mayor parte de ellos no olvidan sus orígenes y vuelven con asiduidad a su casa familiar aprovechando sus vacaciones. Así, pueblos que durante el resto del año están casi vacíos, se llenan en agosto gracias al retorno estival de sus emigrados, que este fin de semana comenzaron a volver a sus casas. Sin embargo, a pesar de lo dicho este verano varios factores económicos hicieron que el incremento de población sea menos acusado en ciertos municipios.
Tradicionalmente los ourensanos de la mitad occidental de la provincia emigraron en mayor número a países americanos -en espacial México y Venezuela-, mientras que los de la zona oriental se desplazaron a Francia, Suiza, Alemania y otros estados europeos. Son los pueblos de los primeros los que más han notado el bajón en el retorno de emigrantes por vacaciones.
Por ejemplo en Beariz, donde la población suele duplicarse en agosto, este año han recibido a un 30% menos de antiguos vecinos residentes en América, según calcula su alcalde, Manolo Prado. Lo mismo ocurre en municipios cercanos, como O Carballiño o Avión. El motivo es la bajada del dólar -ayer estaba a 1,46 euros-, y la pérdida de dinero que supone a los mexicanos cambiar pesos a dólares y dólares a pesos.
Esta circunstancia obliga a muchos emigrantes a anular su vuelta a casa y los que viajan de todos modos lo hacen por un espacio de tiempo menor. Si habitualmente el emigrante, sobre todo el mexicano, permanecía en su país de origen casi los tres meses del período estival ahora se ha pasado a un mes o como mucho mes y medio, julio y parte de agosto.
El récord, en A Veiga
La situación es radicalmente diferente en la mitad oriental de la provincia, donde la mayor parte de sus emigrados viven en países europeos. La crisis, dicen, no ha evitado que un año más los pueblos se llenen en los meses de agosto y un ejemplo paradigmático es el de A Veiga. Este municipio es ahora uno de los más envejecidos y despoblados de la provincia pero en el año 1920 rozaba los 7.000 habitantes. Actualmente tiene 1.204 personas censadas -aunque el alcalde dice que solo 800 son vecinos de hecho-, pero en verano vuelve a registros propios de hace décadas y su población llega a cuadruplicarse. Aldeas como la de Xares pasan de poco más de 20 vecinos en invierno a más de 200 en agosto.
Tanto ese municipio como los de los alrededores adaptan su calendario a estas circunstancias y las fiestas mayores suelen ser aplazadas para hacerlas coincidir con las vacaciones de los emigrantes. En A Veiga hay fiesta todos los días del mes de agosto porque sus 29 pueblos las han trasladado a esas fechas, pero lo mismo ocurre en municipios como Larouco, donde la población de duplica en verano, o en O Bolo, donde la triplican.
Más viajes en autobús
Si bien la crisis no ha afectado al número de emigrantes que retornan en verano al oriente ourensano, sí ha provocado alteraciones en el medio de transporte utilizado para ello. El autobús está ganando la partida al avión y al coche particular debido al incremento en el precio del combustible. La empresa ourensana La Montañesa -con cinco viajes semanales de ida y vuelta a Francia y tres a Suiza- ha detectado un incremento del 5% de viajeros. Manuel Carballeda, responsable de la compañía, indica que el 90% de sus usuarios en verano son emigrantes que regresan a sus casas familiares y otro 10% corresponde a residentes en Ourense que visitan a sus parientes emigrados en países europeos.