El sevillano vuelve al horario de máxima audiencia de La Primera con el concurso «Identity»
23 jun 2008 . Actualizado a las 02:00 h.El actor sevillano Antonio Garrido cree que el mejor camino para poder presentar un programa es pasar primero por la escuela de arte dramático, es decir, ser actor. Y él que lo es se está ganando terreno en la pequeña pantalla como presentador, showman o maestro de ceremonias, aprovechando su guasa andaluza. Desde hoy se le podrá ver creando tensión ambiental en el plató de Identity , concurso que vuelve a ocupar el horario estelar de La Primera (22.00).
-La audiencia es muy azarosa. «Identity» lo cambiaron de día, de lunes a domingo, y también bajó la audiencia...
-Los lunes funcionábamos mejor que los viernes, aunque este día también estábamos en la media de la cadena. Pero los lunes era una franja abonada para la cadena, en la que había tenido productos buenos. La del viernes es una tierra yerma. Y por muy bonito que sea el árbol hay que estar continuamente echando abono.
-Pero el lunes está el coloso «CSI».
-Pero solo el primer capítulo de CSI es nuevo, el resto son repetidos. Yo cada vez conozco más gente que dice que no se entera de cómo se resuelven los casos porque a lo mejor te has levantado de la tele en el momento que encuentran la colilla que es fundamental para la investigación y ya te descolocas. Además, nosotros vamos destinados a un público distinto, familiar, a gente joven y sus padres. Pretendemos convertirnos en el relevo del Un, dos, tres . Ojalá lo consigamos.
-No funcionó bien «Los hijos de Babel», el concurso de música para inmigrantes que también presentó usted...
-Esto lo sabíamos todos. Sinceramente, creo que España todavía no está preparada para aceptar el aluvión de gente de otros países que está entrando aquí, no hay tradición como en otros países de Europa. Aquí no se acepta todavía bien la inmigración.
-Usted pertenece a una escuela de actores andaluces que dio buena cosecha, de la que han salido Paco León, entre otros nombres...
-Sí, el Centro Andaluz del Teatro y el Instituto del Teatro que unos políticos se lo cargaron porque decían que de ahí no salían actores. Y actualmente, todos lo que salimos de ahí trabajamos.