Tras 17 años en la profesión, la comunicadora gallega empieza el año con un concurso de talentos en Cuatro: «Fama, ¡a bailar!»
21 ene 2008 . Actualizado a las 17:44 h.Empezó su carrera televisiva en Un, dos, tres, donde bailaba en las coreografías de Chicho Ibáñez. Pero esta gallega siempre tuvo claro que lo suyo era comunicar en la televisión. Hace diez años que su popularidad ascendió vertiginosamente con El euromillón (Telecinco) y desde entonces ha medido bien sus pasos en medio en distintas cadenas. Rechazó ofertas de programas que ella llama sensacionalistas y no le gusta mucho la fama por lo que tiene de embriagadora. Ahora se siente cómoda en un nuevo formato de éxito, el concurso de Cuatro Fama, ¡a bailar!, en el que muchos de los participantes aspiran a llegar a la cima.
-Empieza bien el año...
-Llevaba tiempo esperando que me cayera en las manos un buen formato, que me ilusionara. Y me gusta especialmente porque al ver las selecciones me he sentido identificada con mis comienzos, cuando te partías el lomo en los ensayos y te daba lo mismo romperte una rodilla con tal de que te vieran. En cada participante de Fama hay una historia personal, muchos luchan contra la incomprensión familiar, porque hay mucha gente que cree que esa profesión, totalmente vocacional, no tiene futuro.
-Usted, ¿cómo se formó?
-Yo siempre quise ser presentadora de televisión, pero entonces la mayoría de los que presentaban eran periodistas. No había una escuela para presentar entretenimiento y sigue sin existir en España. Así que toqué todas las teclas: bailé, presenté, interpreté. En 17 años he ido aprendiendo una carrera que no tiene título.
-¿Qué le da la cámara que tanto le gusta?
-No sé el veneno que tiene, pero engancha. Comunicar me fascina, pero también en mi vida, fuera de las cámaras. Al final, lo que me gusta es contar historias.
-Lleva 17 años en el medio. ¿Cómo cree que ha evolucionado?
-Ahora hay más donde elegir, y los programas empiezan a especializarse en un perfil determinado de audiencia, incluso las propias cadenas. Ahora, yo puedo seleccionar más las ofertas de trabajo.
-¿Hay programas que rechazaría presentar?
-Sí, los sensacionalistas.
-¿Y hay muchos?
-Empieza a haber menos. Pero me sigue llamando la atención lo crédulos que somos los espectadores. Por ejemplo, creerse que me quitaron unas costillas, como dijo Lydia Lozano. ¡Es una barbaridad! La crónica social siempre ha existido y a nosotros, en muchos casos, nos beneficia. Pero hay que distinguir entre la crónica social y el petardeo. Ha habido un momento friki insoportable en la televisión, aunque empieza a estar en declive.
-¿Qué es la fama?
-Hay muchas famas, las deseadas y las que no lo son. La buena suele ir acompañada de un éxito personal, de un esfuerzo, y la mala, muchas veces no depende de ti. Muchas veces he dicho que si me hubieran contado que la fama es esto, me hubiera dedicado a la radio.
-¿Ha sido un buen aliado su atractivo físico?
-Por qué decir que no. Empecé en el mundo de la moda, donde la imagen lo es todo. Yo creo que lo he sabido explotar porque no me considero una persona atractiva, pero sí que me saco partido. Coco Chanel decía que no hay mujeres feas, sino vagas.
-¿El quirófano también ayuda?
-Quién soy yo para decir que no si me operé la nariz.