Antonio López Ferreiro fue un historiador y sacerdote gallego que ejerció en el siglo XIX como párroco de Vedra. Miembro del cabildo compostelano, su conocimiento parecía no tener fin. Pasó a la historia no solo por eso, sino por haber localizado los restos humanos del apóstol Santiago cuando llevaban 290 años desaparecidos.
López Ferreiro vivía en el pazo que hoy ocupan Manuel García y su familia. Y ciertamente el autor de la monumental Historia de la catedral de Santiago ha tenido suerte: el edificio, sus jardines y sus lugares preferidos han sido mimados, cuidados, recuperados y rehabilitados. Un lugar de gran valor histórico y sentimental para Galicia que, albricias, hasta puede ser visitado (981 512 217 y 606 245 234). El pazo en sí, también cuando abra sus puertas como hotel con innegable encanto, algo que debe suceder en los próximos meses y en cualquier caso antes de Samana Santa (el Camino de Santiago pasa a cinco minutos caminando), excepto que la cegata burocracia gallega le ponga algún impedimento de esos que frenan el desarrollo de un lugar.
Y el resto es posible visitarlo porque la vieja bodega ha sido relanzada, ahora con un sello de calidad como es la denominación de origen Rías Baixas.