«No tenemos garantizado el relevo generacional desde hace 25 años»

S. Basterrechea

GALICIA

El demógrafo alerta de que hace años que en Galicia se mueren más de los que nacen y urge un cambio para asegurar el reemplazo en la pirámide poblacional

11 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Además de enseñar Geografía Humana en Santiago, Julio Hernández Borge es coordinador de la cátedra Unesco sobre migraciones. «La emigración es clave para entender la demografía en Galicia», señala.

-Por los actuales datos demográficos cuesta creer que Galicia fuese una potencia demográfica hace un par de siglos.

-Pues sí tenía más peso demográfico. La población gallega dentro de España representaba más que ahora. Pero no sé si calificarla de potencia.

-¿Cómo influyó la llegada de nuevos cultivos en ese crecimiento del censo?

-Influyó mucho en el aumento de la población en los siglos XVII y XVIII porque las características climáticas de Galicia favorecieron unos rendimientos agrarios mayores con el maíz y la patata que en el resto de España. Fíjese hasta qué punto fue importante aquí que la palabra maíz en gallego, millo, sustituyó a la denominación de otro cereal, el mijo, que también se llamaba así, millo.

-Y la transición demográfica también llegó antes a Galicia. Fue bastante moderna para la época.

-Sí, aquí esa transición empezó en el siglo XIX. Se produjo un cambio del régimen demográfico antiguo, de natalidad y mortalidad altas, al moderno, de natalidad y mortalidad bajas. Lo que pasa es que la modernidad de los indicadores demográficos de natalidad o fecundidad que tenía Galicia hace 20 años se parecía más a los de Suecia o Japón, aunque sin su poderío económico, claro.

-¿Cuándo empezó a perder peso demográfico Galicia de manera significativa?

-A partir de la gran emigración a América a finales del siglo XIX y principios del XX. Galicia tenía tradición migratoria de antes, pero es el período que va de 1880 a 1930 el de emigración masiva. Ese fenómeno incidió más aquí que en otras zonas españolas. A eso hay que añadir que quienes emigraron tenían unas edades determinadas, eran jóvenes, y dejaron de tener a sus hijos en Galicia. Rosalía acuñó al respecto la expresión «viúvas de vivos», en referencia a esas mujeres que se quedaron aquí. Galicia perdió entonces a miles y miles de sus habitantes.

-¿Se nota el hueco que dejaron estos emigrantes en la pirámide poblacional?

-Aún se nota, sí, aunque menos porque esa época va quedando atrás. Pero en las pirámides de los censos de principios del siglo XX se ve perfectamente, sobre todo, en el lado de los hombres. También se nota con la emigración a Europa que hubo luego, aunque menos porque en buena parte retornaron.

-¿La salida de jóvenes gallegos para trabajar a Canarias a finales de los años noventa también ha dejado huella?

-Sí, pero a nivel local. Sobre todo en la Costa da Morte.

-¿Qué ha ocurrido para que la demografía gallega no levante prácticamente cabeza desde mediados de los 80?

-Ahí se conjugaron las repercusiones de la emigración pasada y reciente con una fuerte caída de la natalidad a raíz de la crisis del petróleo de 1973. Por eso, desde mediados de los ochenta el crecimiento vegetativo de Galicia ha sido negativo, hay más muertes que nacimientos. Así que desde hace 25 años no tenemos garantizado el relevo generacional.

-¿Es viable así Galicia?

-Es difícil saberlo. Lo que se prevé es que la población siga envejeciendo y descienda más la natalidad, así que la inmigración será muy importante. Pero en un contexto de crisis económica, si esta se prolonga, vendrán menos extranjeros y, si no vienen, no compensarán el saldo y perderemos habitantes. Hacen falta medidas concretas para estimular los nacimientos y conciliar la vida familiar y la laboral, desde más plazas de guardería y desgravaciones fiscales a más ayudas económicas directas.