Ni carpas ni discursos, solo una placa para inaugurar una autovía

GALICIA

La Xunta abrió ayer, sin ningún acto, el último tramo de la AG-53, «nunha nova era sen personalismos», según Agustín Hernández

26 abr 2009 . Actualizado a las 02:22 h.

La autovía que enlaza la capital de Galicia con Ourense y que está llamada a jubilar a la N-525 en las preferencias de los automovilistas ya tiene un nuevo argumento, otro más, para afianzar su protagonismo en la historia de las infraestructuras y de la política gallega.

Ayer se abría al tráfico el último tramo de la AG-53, los 14,1 kilómetros que unen Cea con la A-52, y la Consellería de Territorio, Medio Ambiente e Infraestruturas renunciaba a realizar el habitual acto de inauguración oficial con toda pompa y boato. Más bien al contrario, sea como ejemplo de austeridad en los nuevos tiempos que corren en la Xunta o sea para evitar polémicas innecesarias a la hora de rentabilizar un proyecto impulsado por el anterior Gobierno autónomo, lo cierto es que el departamento que dirige Agustín Hernández Fernández se limitó a colocar una placa con el escudo de Galicia y la leyenda: «O último treito da autoestrada Santiago-Ourense foi inaugurado o 25 de abril de 2009. Sirva esta placa de lembranza ós que participación no seu deseño e construción». Según el conselleiro de Territorio, Medio Ambiente e Infraestruturas, dicha placa «simboliza o inicio dunha nova era sen personalismos e para facer país».

Lo cierto es que el episodio de la placa es una nueva entrega de los avatares y polémicas creados en relación con este proyecto. Las obras para hacer realidad esta vía de alta capacidad entre Compostela y Ourense se iniciaban hace ocho años y desde la oposición arreciaron las críticas contra el Gobierno de Fraga y contra Fomento por decantarse por una autopista de peaje, en la actualidad con una tarifa de 5,15 euros por usar el tramo Lalín-Santiago, denominado AP-53.

«Libre de peaxe»

Con el relevo institucional y la llegada de socialistas y nacionalistas al Gobierno, el proyecto se convirtió en el estandarte de Touriño y el mejor argumento político para la conquista del voto de la «Galicia interior». El Gobierno bipartito de PSOE y BNG rescató el proyecto entre Dozón y Cea y lo vendió como la primera «autovía libre de peaxe». Se inauguraba el primer tramo en octubre del 2007 y los socialistas instalaban la carpa del acto oficial en O Carballiño, para dar protagonismo al alcalde socialista e impedir la intervención del regidor de Cea, del PP.