Fue una invasión pacífica que terminó en una batalla ganada. El sábado, un centenar de vecinos de la parroquia pontevedresa de Salcedo consiguieron paralizar momentáneamente las obras que la Brilat realiza en el monte de Muimenta.
Allí, en unos terrenos que no hace muchos meses eran «vírxenes», en palabras de Fernando Pintos, portavoz de la plataforma de afectados por el perímetro de seguridad de la Brilat, el Ejército ha movido «miles de metros cúbicos de terra» para empezar a construir una simulación de lo que es una aldea afgana. Esta infraestructura, junto con la polémica área de adiestramiento de combate en entorno urbano que se está levantando en Salcedo, busca ser el complemento ideal para la formación de los militares pontevedreses que participen en futuras operaciones internacionales.
Mientras los vecinos consideran las obras como una provocación y una «ocupación ilegal» de terrenos que califican de comunales, el Ejército los incluye dentro de su área de seguridad y, por tanto, susceptibles de acoger áreas de adiestramiento.
En un ambiente de crispación, los vecinos se echaron este sábado al monte y, de una manera pacífica, consiguieron que los militares echaran el freno a los trabajos. Los afectados son conscientes de que fue una victoria momentánea, ya que no dudan de que hoy o, a más tardar, mañana se reanudarán las labores de construcción. Es por ello que, tal y como confirmó ayer el propio Fernando Pintos, mantiene su intención de regresar a Muimenta para tratar de impedir la continuación de estos trabajos y lograr, al mismo tiempo, que las Administraciones tomen cartas en la polémica.
En todo caso, se mostró pesimista y estimó que será complicado que puedan volver a conseguir parar esta actividad: «Seguro que mañá [por hoy] estarán protexidos pola policía». El sábado, los agentes se limitaron a mediar entre unos y otros.