La obra de un edificio en Viveiro descubrió la falsa cimentación de las casas anexas y se desató la pesadilla. Unos 50 desalojados no saben quién los va a indemnizar
12 oct 2008 . Actualizado a las 02:00 h.El mar le dio la vida y la piqueta ha acelerado la agonía de un barrio marinero gallego, hoy herido de muerte. Más de medio centenar de vecinos de O Celeiriño, en Viveiro (Lugo), viven un infortunio desde hace más de año y medio, una tragedia para los primeros desalojados y para los 25 que les siguieron el pasado día 2, tras ceder el muro pantalla levantado para construir un edificio.
A mediados de febrero del 2007, un temporal de lluvia descubrió las entrañas de las viviendas, datadas a finales del siglo XIX, carentes de cimentación en muchos casos y sensibles a cualquier agresión externa. Con la caída del muro del solar que limitaba con la calle Atalaia y la estructura de dos casas en peligro saltaron las luces de emergencia. Desde la asociación vecinal urgieron al Concello a conceder la licencia para un edificio de 37 viviendas, garajes y otros locales «para poder construír un muro de contención que evitase posibles derrubes». La licencia llegó en mayo y en febrero de este año se registró el primer desalojo, al que le siguieron otros que se traducen a día de hoy en un total de 21 viviendas desocupadas.
Si el pasado mes de febrero la empresa promotora del edificio, Inmo Xerión, S.?L., instaba al Concello a iniciar cuatro expedientes de ruina de otras tantas edificaciones localizadas en las calles Atalaia y O Porto, ese mismo mes los técnicos municipales aconsejaban su apuntalamiento. En abril, el Ayuntamiento paralizó las obras y tres meses después dejó sin efecto la medida tras admitirse las modificaciones planteadas por los ingenieros de la Universidade da Coruña Carlos Oteo y Luis Medina, que, entre otros trabajos, prestaron asesoramiento geotécnico al proyecto de creación de la excavadora de túneles más grande del mundo, que, tal y como publicaba La Voz en julio del 2005, trabajaría meses después en la ampliación de la M-30, de Madrid.
Actualmente, las obras del edificio están paralizadas por orden municipal y la promotora no podrá retomarlas mientras no presente un aval económico. Y mientras los tasadores que representan a las dos partes -empresa y Concello- valoran los daños en las casas y en el patrimonio público, no consta que los propietarios desalojados hayan iniciado de forma paralela acciones judiciales.
Las grietas siguen apareciendo en otras casas próximas todavía habitadas y los técnicos no descartan que el derribo de algunos inmuebles (varios, en situación ruinosa) permitan salvar y rehabilitar el barrio. Los desalojados han cambiado el apartahotel cedido y las casas de sus familiares por pisos de alquiler porque saben que la solución no llegará pronto. Mientras el Concello estudia si se realiza el muro pantalla siguiendo las indicaciones, la empresa ha ejecutado las medidas para consolidar la obra y el suelo, y ayer entregó el plan de emergencia que aconseja a partir de mañana la demolición de forma manual de la cubierta y hasta la primera planta de las seis casas apuntaladas.