Las instalaciones de Ourense, A Coruña, Monforte y Vigo están próximas a acuíferos o a entornos marinos
03 may 2008 . Actualizado a las 03:14 h.El último vertido de fuel a la red de alcantarillado de Ourense a consecuencia de la rotura de los conductos subterráneos del depósito de combustible ha llevado al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) a iniciar un «cambio completo» de las instalaciones de este tipo que gestiona en la comunidad.
La medida afecta a cuatro tanques, situados en los talleres de Ourense, A Coruña, Monforte y Vigo, que surten de combustible a los trenes que circulan por la red ferroviaria gallega. Con esta renovación, el ADIF pretende poner fin a nuevas fugas con sistemas más sólidos de almacenamiento. De hecho, se prevé que los nuevos compartimentos tengan doble pared y estén elevados sobre cubetos para evitar las pérdidas.
Modernización
Además de los depósitos, la empresa pública actuará en todas las instalaciones de España y revisará las situadas en zonas sensibles, próximas a áreas urbanas, con el fin de introducir nuevas mejoras en la seguridad y proceder a su modernización. Una medida que es muy necesaria en Galicia, según el organismo dependiente de Fomento, donde todas estas infraestructuras están muy próximas a acuíferos o a entornos marinos, lugares en los que cualquier pérdida puede ocasionar una grave afectación al medio ambiente.
La medida más inmediata que los técnicos de la empresa pública tomarán este fin de semana en Ourense será la extracción de las tuberías localizadas en el depósito en el que se produjo la fuga. Posteriormente, se sustituirán por otras que estarán situadas en la superficie para facilitar así la detección de cualquier deficiencia o filtración. Además, se espera que la tubería que provocó el derrame sea analizada en las próximas fechas en un laboratorio independiente de Fomento, para conocer las causas exactas de su rotura. Cabe destacar, en este sentido, que la instalación ourensana fue sometida a su revisión habitual -que se realiza cada dos meses- el 26 de marzo, sin que se advirtiera ninguna anomalía.
La voz de alarma se dio el lunes, tres días después de que fueran detectados niveles sospechosos de combustible en la depuradora ourensana de Reza. El vertido procedía del depósito de gasoil de los talleres ferroviarios, de donde se habían filtrado 50.000 litros a la red de saneamiento municipal. A pesar de que una parte logró alcanzar el río Miño, desde la Confederación Hidrográfica del Norte aseguran que no está provocando un impacto medioambiental importante. Tanto este organismo como la Consellería de Medio Ambiente han abierto un expediente para determinar las responsabilidades del ADIF.