Los viajeros con destino a Vigo y Pontevedra fueron trasladados en autobuses desde la estación ourensana
17 mar 2008 . Actualizado a las 22:05 h.Un corte en un punto de la vía férrea, que los técnicos atribuyen a causas tan naturales como el desgaste y el impacto de los cambios bruscos de temperatura, sin siquiera considerar la posibilidad de una intervención personal, fue ayer la causa del descarrilamiento del tren Rías Gallegas pocos minutos después de las cuatro de la madrugada, cerca de la salida de un túnel situado entre los municipios de Vilariño de Conso, A Gudiña y Viana do Bolo. Aunque el accidente provocó el descarrilamiento de once vagones, ninguno de los 189 pasajeros resultó lesionado.
Superado el sobresalto inicial, comprobada la ausencia de heridos y una vez que se constató que era posible continuar viaje hacia Ourense solo con desprenderse de los vagones descarrilados, el personal de Renfe procedió a la recolocación en los espacios vacíos de los 88 pasajeros que viajaban en las unidades afectadas por el accidente, que eran las que desde la Estación Empalme de Ourense seguirían hacia Vigo y Pontevedra.
Los trabajos duraron algo más de tres horas, hasta que a las siete y veinte reanudó su marcha el cuerpo principal del tren hotel. Con menos horas de sueño y más cansados de lo que sería normal, los pasajeros pudieron apearse en la estación de Ourense para tomar un desayuno ofrecido por la empresa, que puso dos autobuses a disposición de los viajeros que tenían billete con destino a Vigo y Pontevedra.
Sobre las nueve menos veinte, dos horas después de que los pasajeros con destino a Vigo hubieran estado en su estación de destino de acuerdo con el horario de este tren, abandonaron los autobuses la ciudad de As Burgas, mientras que los viajeros con destino a Santiago y A Coruña pudieron completar el último tramo sin más incomodidades y en su propio tren.
Sin afectar a otros trenes
La rápida intervención de los técnicos ferroviarios, trasladados al lugar en el tren taller de servicio, permitió localizar el daño, reparar la vía y encarrilar los vagones sobre las doce y cuarto de la mañana, con lo cual la vía férrea quedó despejada a tiempo sin que fuese necesario desviar el tráfico ferroviario por León en lugar de hacerlo por la vía natural de entrada a Ourense, que es desde Zamora.
Aunque las causas del suceso parecen relacionadas con el estado de la vía férrea y con un episodio puntual de quiebra que en el argot profesional denominan fatiga de la vía, los vagones afectados, que no llegaron a volcar, quedarán momentáneamente apartados del servicio para ser sometidos a una profunda revisión antes de su posterior reincorporación al servicio.