Cuestiona su política de austeridad porque puede frenar el crecimiento
03 oct 2011 . Actualizado a las 09:24 h.Alfredo Pérez Rubalcaba dio ayer un paso más en su estrategia de desmarcarse de José Luis Rodríguez Zapatero para tratar de evitar la estrepitosa derrota que le auguran las encuestas, al cuestionar su política de control del déficit. El candidato socialista ha ido marcando distancias progresivamente con el que fue su inmediato superior al tiempo que acentuaba su giro a la izquierda. Así, se ha comprometido a subir las pensiones y los sueldos de los funcionarios, lo contrario de lo que hizo su Gobierno, y a crear nuevos impuestos a las grandes fortunas y los bancos después de forzar la resurrección de una versión renovada del de patrimonio. También criticó que Zapatero tardara demasiado en acometer la reestructuración financiera, dijo que tenía la fórmula para crear empleo y que él habría hecho la reforma constitucional de otra forma.
Pero en su discurso de cierre de la conferencia política del PSOE fue aún más lejos al poner en cuestión no solo el eje central de la política económica restrictiva actual de Zapatero, sino también de la expansiva que desarrolló anteriormente. «Existen dudas razonables de si igual que en el 2009 a lo mejor nos gastamos más de la cuenta ahora nos estemos también pasando en las dosis de ahorro», señaló Rubalcaba, que recibió una gran ovación de los asistentes. Pidió que no se le entendiera mal, ya que no estaba «haciendo un llamamiento a bajar la guardia o los brazos en la lucha contra el déficit». Pero señaló que habría que «medir los ritmos, los tiempos, para conseguir que esta política de austeridad no sofoque nuestro crecimiento y, por tanto, la creación de empleo». Una crítica que supone una enmienda a las políticas ortodoxas de Elena Salgado marcadas por Angela Merkel.
Rubalcaba se comprometió a convocar a las comunidades autónomas, los empresarios, los sindicatos y a todas las fuerzas políticas para alcanzar un gran acuerdo por el empleo, que definió como una «causa nacional». Señaló que no puede prometer la creación inmediata de millones de empleos, pero sí que los parados contarán con subsidios, escuelas para sus hijos, hospitales para sus familias y una pensión digna cuando se jubilen.
Alentó a los socialistas a que en esta campaña quiten la «careta» al PP, dejándolo sin argumentos cuando dice que la sanidad y la educación públicas no se pueden financiar. Y los espoleó para que no se resignen a la derrota. «Yo no me voy a dejar ganar ni vosotros os vais a dejar ganar», afirmó al final de su discurso. También aprovechó para apropiarse del lema del PP al decir que el PSOE es el partido del cambio hacia un mundo mejor.