Cándido Méndez: «Zapatero ha dado un giro injustificado en su política social»

N. Bore*+N.?B. / R. Santamarta REDACCIÓN/LA VOZ.*+REDACCIÓN/LA VOZ.

ECONOMÍA

28 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Recuerda Cándido Méndez la última huelga general que vivió como líder de UGT: «En el 2002, Aznar dijo que la huelga había sido un fracaso. Pero pocos días después modificó buena parte de las medidas y puso en la calle al ministro de Trabajo».

-¿Y es la huelga el modo de arreglar los problemas?

-Es una expresión de descontento del mundo del trabajo frente a medidas adoptadas por el Gobierno que, pensamos, ponen el coste de la crisis sobre las espaldas de trabajadores y pensionistas, que no son los causantes de aquella sino sus víctimas.

-No se plantearon el paro hasta que tocaron los sueldos de los funcionarios, pese a que ya había cuatro millones de desempleados...

-Rechazo esa crítica. Hemos planteado la huelga en defensa de los intereses de los trabajadores cuando consideramos que se lesionaban los derechos laborales y sociales del conjunto de ellos.

-El Gobierno viró en su política, y la reforma laboral es ejemplo de ello, por exigencia de los mercados. ¿Considera que había alternativa?

-Sí había alternativas, y por eso hemos convocado una huelga general. La necesaria reducción del déficit público pudo haberse encarado, primero, en un plazo mayor, más acompasado en el tiempo. Y, segundo, aumentando los ingresos fiscales y no reduciendo los gastos.

-Zapatero ha dicho que seguirá adelante con las reformas tal y como están previstas. ¿Puede suponer esto un rejón de muerte para los sindicatos, igual que el éxito podría suponerlo para el Gobierno?

-¿Rejón de muerte? UGT tiene 122 años de existencia ininterrumpida. Esperamos que la movilización masiva de los trabajadores convenza al Gobierno de la necesidad de rectificar las medidas adoptadas y retomar el diálogo con los sindicatos. Todas las huelgas generales conllevaron resultados positivos para los trabajadores.

-¿Se siente traicionado por el presidente?

-La palabra traición es inadecuada. UGT considera que el presidente del Gobierno ha dado un giro copernicano en su política social en un contexto de pánico por el derrumbe los mercados. Y ese giro no está justificado.

-¿No hay nada que salvar del texto de la reforma?

-No se trata de un punto y coma o de un párrafo. Hay que redactarla de forma totalmente distinta para que cumpla el objetivo de favorecer la creación de empleos estables y de calidad. Quienes piensan que están seguros porque tienen un contrato fijo con indemnización de 45 días pueden estar totalmente equivocados, porque esta reforma hace el empleo estable más vulnerable.

-¿Pero el mercado laboral español precisa de una reforma?

-La crisis no la ha provocado la legislación laboral vigente hasta hace poco, sino la voracidad de las instituciones financieras y la especulación desmedida en el mercado inmobiliario. Si hay cambios que hacer en el Estatuto de los Trabajadores es en sentido contrario a las reformas adoptadas unilateralmente.

-Si la huelga fracasa, ¿dimitiría?

-La huelga no va a fracasar.

-¿Cuáles son las reformas pendientes que no aceptarán?

-Existen amenazas sobre las pensiones, las prestaciones por desempleo y la negociación colectiva que consideramos graves agresiones contra los trabajadores. Tengo que insistir: si alguien cree que está a salvo, se equivoca.