Galicia se sitúa a la cabeza del Estado en caída de la producción industrial en lo que va de año

ECONOMÍA

05 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La producción de la industria gallega registró una caída en los cinco primeros meses del año del 6,7%, muy por encima de la media española (1,2%), lo que deja a la comunidad en el grupo de cabeza de autonomías con peor registro en este indicador que divulga periódicamente el Instituto Nacional de Estadística (INE). Solo Extremadura, Castilla-La Mancha y Asturias tienen un saldo más desfavorable. El descenso -que mide la variación acumulada del índice de enero a mayo del 2008 en relación al mismo período del año anterior- supone una seria advertencia del fuerte proceso de desaceleración que vive la economía gallega.

Los datos evidencian que el sector industrial ha acusado el contagio de la crisis del ladrillo (numerosas firmas de esta actividad sirven como proveedores de material para edificios), del menor consumo privado y de la inestabilidad de los mercados exteriores.

La caída del índice de producción industrial (IPI), uno de los indicadores que sirve para medir el dinamismo de la economía, hace que Galicia pierda uno de los bastiones que le habían permitido crecer por encima de la media española durante el 2007 y avanzar así en el proceso de convergencia. El dato difundido ayer por el INE también cuestiona la tesis defendida por el bipartito de que la comunidad gallega tiene un plus de resistencia respecto a España para afrontar la recesión económica.

Con la excepción del pasado mes de abril, el IPI ha registrado descensos desde noviembre del 2007, rompiendo una tendencia anterior de crecimientos positivos. Al principio, la Xunta atribuyó la mala evolución del arranque del año a la sequía, lo que redujo considerablemente la generación de energía hidráulica en los embalses, pero la continuidad de las caídas del índice muestra que hay trasfondo de desaceleración. A la crisis del ladrillo se suma el elevado nivel de endeudamiento de las familias y la menor capacidad de gasto como consecuencia del encarecimiento de los precios, lo que ha afectado a la producción de los bienes duraderos.